Portada 3

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viernes, 14 de febrero de 2014

Mi primera vez en el cine


Este no es un recuerdo directo, sino de los que la familia se encarga de recordarte periódicamente y en fechas señaladas, como cuando hay una reunión familiar o uno se lanza a presentar a su novia oficialmente.

                                                         


Nos situamos más o menos a
finales de los años 70, la fecha exacta no la sé, ni siquiera por la fecha de estreno porque como sabrán aquellos que lean esto y cuenten una cierta edad, en aquella época los re estrenos eran muy frecuentes. El caso es que en mi casa, mi madre debía tener algún compromiso familiar que le obligaba a salir de Madrid, así que mi padre quedaba solo a cargo de sus hijos. Tuvo la buena idea de llevarnos al cine, al Marvi, sito en la calle Cartagena casi esquina Avenida de América, para ver ni más ni menos que El coloso en llamas, aquella superproducción catastrofista con tanta estrella en su reparto. La intención era muy buena, la chavalería nutrida de palomitas y chucherías varias estaría entretenida por al menos un par de horas. Pero mi pobre padre, no debía saber de qué iba aquello, calculó mal para un menor de diez años como era yo. Me tuvo que sacar de la sala a llanto perdido para llevarme a casa de unas vecinas mientras mi hermano mayor vigilaba a los más pequeños. Tan traumática experiencia no iba a enturbiar lo que es una de mis mayores pasiones vitales, el cine, al que por fortuna me he podido dedicar profesionalmente.

El lugar de los hechos todavía permanece en pie, cerrado a cal y canto. Después de sala de cine, el Marvi se reconvirtió a bingo y desde hace unos años tiene echado el candado esperando que alguien aproveche ese edificio o solar en tan apetitoso enclave de la Villa y Corte.
Esta historia me ha hecho acordarme de aquellas salas que pusieron escenario a mi infancia y juventud.

En la misma calle Cartagena, a la altura de la Plaza de San Cayetano se encontraba el
cine Bahía luego reconvertido a cine estudio Groucho, a secas. Ahí recuerdo haber visto El corazón del Ángel con Lisa Bonet huyendo de La hora de Bill Cosby y Robert de Niro encarnando al mismísimo Louis Cyphre. Hummm, en realidad sugiere más de lo que realmente es la película. Actualmente este recinto es un supermercado de la cadena Gigante.

Cruzando Francisco Silvela y subiendo por Lista estaba el
Fantasio, primero cine y luego cine estudio también. De este recuerdo sobre todo los precios populares en su etapa cine estudio. Ahora mismo dudo si es un supermercado o la sede del Instituto de la Juventud, débil es la memoria. ¿Alguien puede sacarme de dudas?

                                                        


Metidos ya en pleno barrio de Salamanca, teníamos el
cine Benlliure en la calle de Alcalá, con sus frescos de personajes de Disney en el techo. Allí vi Sid y Nancy (Alex Cox, 1986) aquel film para mayor gloria de Sid Vicious, icono del punk mal idolatrado la verdad sea dicha. Aquí conocí a Gary Oldman como actor, ni más ni menos. También lo recuerdo como parte de mis tardes infantiles. Hasta hace muy poco fue una librería que tuvo el buen gusto de respetar los elementos arquitectónicos de la antigua sala cinematográfica. Hoy en día está cerrado aunque parece estar de obras de remodelación.

                                                      


Muy cerca, en la esquina de Conde de Peñalver con Hermosilla se encontraba el
cine Salamanca. Ahora es una tienda de ropa de la cadena C&A, también han respetado la estructura arquitectónica de la antigua sala, así que cualquier nostálgico puede darse un paseo por la tienda y recordar la antigua sala de proyecciones.

En el mismo barrio, si tiras hacia El Retiro tenías los
Tívoli, desconozco su destino actual; si te encaminabas hacia Colón estaba el Carlos III -cerrado y en obras desde el siglo pasado, o casi- y el Cid Campeador; si volvías hacia Francisco Silvela están los cines Victoria ¡existen todavía! En Prosperidad estaba el mítico cine Covadonga sobre el que corrían muchas leyendas urbanas que quien esto escribe nunca llegó a comprobar personalmente. Ya en el barrio de la Concepción estaban los cines Canciller cerrados desde 2007.

Salas míticas que forman el
paisaje de años perdidos y de una forma de ocio que tiende a desaparecer -la sesión contínua ¿recuerdan?- aunque espero que nunca lo haga del todo. Es cierto que la actual situación económica obliga a hacer un esfuerzo para pagar las entradas, pero como estamos viendo últimamente las salas que luchan por subsistir han reaccionado ofreciendo precios más accesibles. Ir al cine es algo mágico, no dejen de hacerlo, no dejemos que muera.


2 comentarios:

  1. Mi primera vez en el cine también acabó entre lágrimas. Era king kong, la de jessica lange, y yo debía tener unos siete años. Lloraba porque sentía la tristeza por la derrota del gorila, pero lo disfrazaba con rabia hacia mi padre, "tú me dijiste que king kong derribaba a los helicópteros".
    Me permito sugerir un blog que recopila exhaustivamente la historia de los cines de Madrid. Con paciencia encontrarás posiblemente el destino de algunas de las salas que mencionas.
    Y, por cierto, hoy noticias esperanzadoras respecto al beti-jai
    http://cinesdemadrid.blogspot.com.es/

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  2. En verdad en aquella película el pobre gorila era la víctima. ¡Qué buena anécdota brigadier! Gracias por la sugerencia, muy buena.
    Sí, parece que por fin las cosas se mueven respecto al Beti Jai, afortunadamente. En el blog del autor del libro "Frontones madrileños" está colgado este curioso clip de la película "Madrid" de Basilio Martín Patiño:
    http://www.youtube.com/watch?v=wqnfsZFIzbQ

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