Portada 3

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jueves, 20 de marzo de 2014

Ocho apellidos vascos, una buena comedia de enredo


Buena y entretenida comedia de Emilio Martínez-Lázaro con guión de Borja Cobeaga (director de Pagafantas) y Diego San José. En unos tiempos en que a la hora de tocar determinados temas en este país hay que cogérsela con papel de fumar, el equipo de Ocho apellidos vascos entra como elefante en una cacharrería en la temática, saliendo del trance airosos, quizá gracias a la experiencia de tantos años de Cobeaga en el mítico programa de la televisión autonómica vasca EiTB, Vaya Semanita. Por lo que se está viendo, además, con gran éxito de taquilla y público, muestra de que la gente está ávida de buenas historias y de pasar un buen rato viendo una película, que falta nos hace.

                                                             


El argumento es sencillo:
chico conoce a chica en Sevilla en una situación un tanto embarazosa, él (Rafa, un andaluz de pelo engominado, que no es otro que Dani Rovira) se enamora de ella (Amaia, una abertzale de reglamento interpretada por Clara Lago) y se dirige al pueblo del litoral guipuzcoano donde reside ella para intentar conquistarla. A partir de aquí, la película transcurre por los cánones de la comedia de enredo, a veces divertida, a veces muy divertida, apoyada siempre por unos brillantes diálogos, dejando auténticos puntos como este entre el padre de Amaia y el novio sevillano:
-
“Ese novio que tuviste del sur. (Dirigiéndose el padre a Amaia)
- ¿Del sur? (Pregunta Rafa)
- Sí hombre, de Vitoria” (Responde el padre)

Mención aparte merece el padre de Amaia, al que da vida
Karra Elejalde. Basado en tradicionales comportamientos y aumentados éstos con un grado más de humor, logran construir un personaje que muchos hemos conocido a poco que se haya frecuentado el País Vasco: esa nobleza, esa cabezonería, esos golpes en la espalda a modo de saludo que hacen que la caja torácica parezca un xilófono en vibración.

Carmen Machi completa el brillante elenco de protagonistas. Por poner un pero, se echa de menos un acento menos castellano por parte de Clara Lago, pero no pasa nada, en ningún momento ensombrece al personaje y por tanto a la película. Destacable también el breve papel de Aitor Mazo.

Ocho apellidos vascos, vayan a verla, pasarán un rato muy agradable, se reirán. Disfrutarán de la película, de los idílicos paisajes de la costa vasca y de Sevilla, claro.


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