Portada 3

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viernes, 20 de diciembre de 2013

España 12 - Malta 1, una goleada y una confesión


                                                              
Mañana, 21 de diciembre,
se cumplirán 30 años de la histórica goleada a Malta, el famoso 12 a 1, resultado mítico que alimentó los espíritus futboleros de varias generaciones, hambrientas como estaban de éxitos a nivel de selecciones, no lo saben bien los jóvenes de hoy en día. Nos ponemos en antecedentes, era la última jornada del grupo de clasificación para la Eurocopa que se iba a celebrar el año siguiente en Francia. España llegaba a este partido con la necesidad de ganar y además por once goles de diferencia para superar por goal average a Holanda que había jugado su último partido días antes, precisamente ante Malta. El asunto se presentaba como un imposible.
Ni siquiera el estadio del Betis, el Benito Villamarín, estaba lleno. Pleno invierno, la lluvia que cayó los días anteriores y el resultado a priori imposible hizo que la gente se quedara en casa. El partido comenzó con el esperado acoso a la portería de Bonello. Muy pronto tuvimos un penalty a favor que Señor estrelló en el poste, pero Santillana vino pronto al rescate, quién si no. Lo que no se esperaba nadie fue el gol de Degiorgio. Todo el mundo presume de saber quienes metieron los 12 goles españoles, pero nadie sabe quién marcó el maltés, así que apunten, quedarán muy bien en cualquier tertulia futbolera. ¿Creen que yo lo he consultado? ¡Ja! La primera parte terminó con el resultado de 3-1, muy corto para completar el milagro.

                                                         
Santillana, justo antes de reanudarse el partido, fue entrevistado por Alfonso Azuara a pie de campo. Dijo que realmente era muy difícil marcar 9 goles, pero por ellos no iba a quedar. Todos los que vivimos aquel día pasamos en estos 45 minutos de la esperanza al ¿y si lo hacemos?, de ésto último al no puede ser y del no puede ser a la locura. El esfuerzo de los jugadores fue titánico, las oleadas fueron continuas, sin descanso. Sólo Maceda se quedó en la línea central con Buyo, en uno de sus pocos partidos como internacional del guardameta, un poco más retrasado. Malta no salió de su propio campo. Los goles fueron cayendo en los minutos 47, 57, 62, 63, 64, 76, 78 y 80. Así pues quedaban 10 minutos para marcar el último que daba la clasificación. Como no se cansó de decir el gran José Ángel de la Casa a lo largo de todo el partido: los nervios señores, importantísimos. Una internada de Víctor que acabó con el barcelonista en el suelo provocó un despeje débil de la defensa maltesa dejando el balón botando mansamente en el borde del área, Juan Señor pegó un zurdazo al balón en carrera, marcando un gol que le elevó a los altares junto a Telmo Zarra, Marcelino y Rubén Cano, consiguiendo así la clasificación para el 8 naciones de Francia de 1.984.

Al día siguiente nos daban las vacaciones de Navidad en el colegio. Si ya de por sí es una jornada casi festiva, el 12-1 lo convirtió en fiesta completa. La centralita de RTVE se colapsó con llamadas que solicitaban que repitieran la emisión, cosa que hicieron. Hubo no pocos
comentarios dejando caer que el partido estaba amañado. Para todos los que lo vimos, nada parecía indicarlo. En realidad los jugadores de Malta eran amateurs, se conformaban con goleadas poco escandalosas. Los españoles contaron después que vieron el partido de Holanda contra los malteses y se concienciaron de que la goleada podía ser porque Malta no jugaba nada al fútbol. Hoy en día sería muy difícil que se diera el resultado, más bien al revés. No es rara la eliminatoria de Copa del Rey donde un 2ªB elimina a un equipo de 1ª, muestra de que la competitividad llega a todas las categorías. Así pues, este fue el resultado más recordado de la selección nacional de fútbol en mucho tiempo, hasta que la generación actual mandó al infierno todos los complejos y maldiciones que nos gastábamos. Si desean ver el partido completo, rtve.es lo tiene colgado en su página web.

La confesión. Hace 10 años, cuando se celebraba el vigésimo aniversario de la goleada, en el día de Navidad, volví a ver con mi padre el partido. Él estaba muy enfermo. Al día siguiente se apagó, cansado como estaría de la lucha contra el mal que padecía. Podemos decir que este partido, prácticamente, fue lo último que vio. Me consta que su última tarde la pasó contento.

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