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miércoles, 16 de abril de 2014

Real Madrid-Barcelona, vida de un hincha el día de la final de la Copa del Rey


Por fin ha llegado el día, hoy se disputa la final del Campeonato de España, Copa de Su Majestad el Rey entre el Real Madrid y el Barcelona, ni más ni menos, un clásico en toda regla, como si hubieran sido pocos todos los que han acontecido estos últimos años, y así es, siempre se quiere más. El hincha, ya se sabe, es insaciable. Lejos de hablar de cómo llegan los dos equipos a este partido, para eso ya hay muchas publicaciones, voy a escribir cómo vive un futbolero el día de hoy.

                                                        

Seguramente, como buen aficionado habré pasado esta última noche más o menos en vela. El despertar habrá traído la lógica somnolencia y las primeras preocupaciones cotidianas: familia, trabajo (el que lo tenga), coche o transporte público y meterse en las faenas diarias. Poco después como si fuera un despertador futbolero, una especie de desasosiego interior comienza a surgir desde muy dentro, una angustia que lejos de mitigarse irá creciendo a los largo del día. Uno intenta olvidarse de esta sensación, intenta tener conversaciones insustanciales con personas no aficionadas, pero la angustia es más fuerte que todo eso. Todo esto se traduce en una cara de haba pansia que lleva a responder más de una vez que me encuentro bien, mentira, pero bueno, es lo que hay.

Una vez
liberado de las obligaciones diarias, viene lo peor. El tiempo parece ralentizarse, se vuelve muy lento. Conectaré una y otra vez por internet con los periódicos deportivos esperando que haya cualquier novedad, miraré una vez tras otra el correo electrónico a sabiendas que nadie en su sano juicio manda un correo electrónico un Miércoles Santo por la tarde, revisaré las redes sociales buscando consuelo en gente como yo, algo encontraré, pero lo más seguro es que la angustia pre partido nos esté consumiendo a todos, independientemente del color que se sienta. Sin duda alguna, es la calma que precede a la tempestad.

Una vez comenzado el partido,
el devenir del encuentro marcará el estado emocional, las sensaciones que produzca el juego marcará el sentido de la justicia o injusticia del resultado, las ventajas o desventajas arbitrales, nada nuevo bajo el sol como pueden comprobar. Esto de ser futbolero es como el que tiene una extensa colección de libros y discos y se ve obligado a vivir de alquiler con las mudanzas que ello implica. Uno se pregunta qué ha hecho para merecer esto, para sufrir esa condena perpetua a estar acongojado las horas anteriores y posteriores de un partido como el de hoy. Por mucho que el fútbol moderno le aleje a uno de su club de toda la vida, por mucho que las entradas estén a precios desorbitados, el vínculo emocional es mucho más poderoso que todo eso. La respuesta es muy simple, no hay cura para el futbolero. Que hoy gane el mejor y que ese equipo sea el Real Madrid. Por San Francisco Gento y el Arcángel Santillana.





2 comentarios:

  1. Esto trasladable a el hincha de cualquier equipo. Mencion de honor para todas las sufridas familias del aficionado, que ven como el ritmo de funcionamiento del hogar funciona no con el reloj de Madrid, Londres, N York o Tokio.... sino con el reloj en este caso..... Mestalla.
    Animo para todos ellos, pero eso si... ala Madrid!!

    RFC

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    1. Estimado RFC:

      Tienes toda la razón, la familia, que sin comérselo ni bebérselo sufre con nosotros por nuestra pasión. Espero que tu día no haya sido tan terrible como el mío.

      Muchas gracias por leer el post y dejar tu comentario.

      Un saludo y... ¡Hala Madrid!

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