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lunes, 28 de julio de 2014

Tom Waits lo sabe, 1ª parte


El pasado día 12 de julio, se cumplieron 6 años del primer concierto en nuestro país de Tom Waits y yo, amigos, estuve allí.
Todo sucedió de forma inesperada, allá por la primavera de 2008, Tom Waits convocó una insólita rueda de prensa
para anunciar una gira por los Estados Unidos que pasaría por grandes capitales y otras que no lo son tanto. Sumando las iniciales de las ciudades por donde iba a pasar Waits, se lograba un acrónimo curioso: P.E.H.D.T.S.C.K.J.M.B.A. (leer como peskayamba) una especie de constelación que revelaba estados de ánimo (!). A continuación, anunció que habría otra constelación en Europa, desde España a Irlanda. Pocos días después, se confirmaba en los medios de comunicación que la parte europea de la gira Glitter & Doom arrancaría en San Sebastián, en el Kursaal, para a continuación, tocar dos días consecutivos en Barcelona y después otras tantas veces en Milán, Praga, París, Edimburgo y Dublín, donde tocó tres noches.

                                                          
                                Coffee & Cigarrettes                            

En la misma confirmación de la gira, se anunciaban también los
precios de las entradas, 100 € la más barata, 125 la más cara, y las condiciones para comprarlas, a saber: la persona que quisiera asistir al concierto tenía que conseguirlas a través de un número de teléfono de un servicio de venta de entradas, sólo podrá adquirir 2 como máximo, deberá pagarlas con una tarjeta de crédito e indicar un numero de DNI o pasaporte que se tendrá que acreditar a la hora de recoger los tickets, apenas unas horas antes del concierto, es decir, no se podían recoger en un cajero o tienda de música con días de antelación, no, había que recogerlas en persona en las taquillas del Kursaal la misma mañana del recital. Y además, a la hora de acceder al espectacular cubo, tanto la tarjeta de crédito como el DNI, impreso en la entrada, era minuciosamente comprobado por el personal del recinto. El motivo de todas estas medidas eran evidentes, se pretendía impedir, en la medida de lo posible, la odiosa reventa, quién quisiera asistir debería currarse el tema telefónico y asistir en persona. Seguramente, estos requisitos dieron lugar a injusticias, habrá quien se puso enfermo, quien tuvo un imprevisto laboral... pero evitó muchas otras, como veremos más adelante.

Así pues, el 2 de junio de 2008, a las 9:00 de la mañana,
se abría el proceso de venta de entradas. Me aprovisioné de todos los teléfonos posibles, el fijo, mi móvil, los de la familia... para cuando fuese la hora en punto, ponerme a llamar por teléfono como si no hubiera un mañana. En cuanto la radio dio las señales horarias, pulsé el botón verde de llamada de mi móvil con la tremenda sorpresa de que daba tono de llamada. A los pocos segundos, una voz, para mí angelical, me digo:
-Hola, buenos días, soy Cristina, ¿en qué puedo ayudarle?
Lo más rápido que pude respondí: -HolaqueríadosentradasparaTomWaitsenSanSebastiánporfavor... las mejores posibles.
Mi buena Cristina, con ésa voz que sólo ella ha sabido poner preguntó: -¿Fila 1 asientos 7 y 9 le parece bien?
-Me parece inmejorable, acerté a responder, con el corazón a mil por hora.
Tomó mis datos personales, me agradeció la compra y eso fue todo, guau, tenía entradas para ver a Tom Waits en San Sebastián... (Continuará)




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