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domingo, 15 de julio de 2018

Lo que deja el Mundial de Rusia 2018


Acaba de finalizar el Mundial de Rusia con la victoria final de Francia sobre Croacia. La excepcional competición que rige la vida de los futboleros y hace que éstos contabilicen sus vidas en periodos de cuatro años termina y por cómo ha transcurrido deja varios aspectos dignos de ser analizados.

La concesión del Mundial

En primer lugar, aunque las informaciones que llegan desde Rusia hablan de modélica organización y ausencia total de violencia, detalle que por supuesto hay que celebrar y aplaudir, cabe pedir a la FIFA que se piense dos veces a quién concede la organización de la competición deportiva más seguida en el mundo. Si un país invade parte de otros y no respeta los derechos básicos de determinados colectivos ciudadanos y aun así se le concede un Mundial de fútbol, con este gesto parece que se aprueban estos deleznables actos. La siguiente cita la organizará Catar donde los obreros que trabajaron en la construcción de los estadios sufrieron unas condiciones de vida penosas, lo que viene a subrayar lo anteriormente comentado. Además, por primera vez en la historia gracias a esta desafortunada elección, el Mundial se celebrará a finales del otoño septentrional. Este detalle, sin duda, supone un agravio comparativo con los demás países del hemisferio sur, Argentina, Brasil, Uruguay, Chile y Sudáfrica que tuvieron que organizar sus mundiales en pleno invierno austral.

                                 


El juego visto

En relación con el juego visto a lo largo del Mundial de 2018, en general ha habido más emoción que buen juego. Por supuesto ha habido grandes partidos como el Japón – Bélgica, el Francia – Argentina o sin ir más lejos el España - Portugal en la fase de grupos. Una vez metidas las selecciones supervivientes en las fases de eliminatoria directa, ha primado la búsqueda del resultado por la vía del máximo aprovechamiento de los errores ajenos y empleándose a fondo en el orden defensivo y en no conceder oportunidades de gol. Sin duda alguna, el sobrecargado calendario del fútbol profesional basado en la lógica de la mercadotecnia, de las audiencias y del puro y duro beneficio económico más que en el razonamiento deportivo tiene buena parte de la culpa. La temporada 2017-18 arrancó a mediados del pasado mes de agosto y justo once meses después ha finalizado de forma oficial. Los futbolistas que juegan en clubes inmersos en competiciones continentales han jugado a lo largo de estos once meses una media de tres partidos semanales a los que hay que sumar viajes -algunos de ellos intercontinentales con lo que hay que añadir el desgaste del desfase horario-, entrenamientos, etcétera... En consecuencia, los principales actores de este negocio, los futbolistas, han llegado a la máxima cita totalmente exhaustos. El deporte en general y el fútbol en particular merece una profunda reflexión de sus dirigentes sobre este aspecto.

El papel de España

Toca ahora hablar del papel jugado por la selección española. Sin duda, el despido de Lopetegui a dos días de empezar la competición marcó el destino de España en el Mundial. Pasadas ya unas semanas habiendo leído y escuchado las más diversas opiniones sobre lo ocurrido este bloguero llega a la conclusión de que los tres actores implicados actuaron mal. Por parte del Real Madrid se antoja casi imposible pensar que Lopetegui fuera la primera opción para sustituir a Zidane, ¿de verdad el Real Madrid no tenía otro entrenador que el seleccionador español? Si en definitiva fue así, ¿había que ficharlo a dos días que empezara el Mundial, no se podía esperar a terminar la competición? Después de todo, el Real Madrid no es un equipo que se caracterice por consultar posibles fichajes, diseños de plantilla y de proyectos a corto, medio o largo plazo a sus entrenadores.

Por parte de Lopetegui, ¿en qué estaba pensando cuando recibió la llamada del Madrid, no había sido él quien meditaba pedir a los jugadores que se olvidaran de todo y se concentraran en el Mundial? ¿Cuándo decidió fichar por el Madrid, mientras decidía la alineación contra Portugal, o quizás mientras analizaba un partido de la selección de Irán? Entrenar al Real Madrid puede ser una oportunidad única en la vida, cierto, pero también lo es poder ganar un Mundial.

En le caso de la Federación, una vez consumado el fichaje optó por la decisión más traumática de cara al público, cabe preguntarse ¿no podía haberse dicho en privado a los interesados lo que hubiera que decir y haber mantenido en el puesto al seleccionador? Con lo sucedido, se demuestra que el entrenador juega un papel decisivo en un equipo y también lo importante que es tener una planificación y proyecto deportivo. En todo este embrollo hay que destacar el papel jugado por Fernando Hierro, dio un paso al frente, se comió el marrón, una vez consumada la decepción supo quitarse de en medio y dejar pista libre al nuevo equipo técnico de la selección. Fue, sin duda, el único acertado en todas sus decisiones.


Todo lo comentado, ya forma parte del pasado. Se ha acabado el Mundial, ese maravilloso maratón de partidos excepcional por su periodicidad. Y lo hemos podido ver en abierto por televisión, quién sabe si por última vez, tal vez en recuerdo del deporte popular que en su día fue el fútbol. ¿Quién sabe qué pasará y dónde estaremos en 2022? Mientras tanto, el fútbol no para, ya ha empezado la temporada 2018-19.













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