Portada 3

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lunes, 6 de febrero de 2017

Manchester by the sea


Un perfecto drama, esto es Manchester by the sea. Conviene avisar al lector que si decide ver esta película, mejor que vaya con el ánimo subido. Esta historia, gestada durante el rodaje de Destino oculto, iba a ser dirigida por Matt Damon y quién sabe, igual habría tomado un cariz demasiado mainstream, lo cierto es que el director y guionista Kenneth Lonergan (Puedes contar conmigo, Margaret) logra crear un ambiente áspero y desolador en la pequeña localidad costera del estado de Massachussetts.

Lee Chandler (
Casey Affleck) es el encargado de mantenimiento de unos bloques de edificios en Boston. Repara tuberías, limpia el acceso de su modesto apartamento de nieve, tira muebles viejos y aguanta a vecinas insolentes. Pronto sabemos de él que es un tipo solitario, poco dado a socializar y con actitudes pendencieras. A partir de una llamada que le avisa sobre un percance sufrido por su hermano Joe, comenzamos a conocer al auténtico Lee.

                                                         


Manchester by the sea tiene la virtud de hacer sentir, de hacer recordar al espectador qué se siente cuando las malas noticias llegan. El abatimiento, desasosiego, la imposibilidad de retroceder en el tiempo y arreglar lo que hicimos mal. También toca las relaciones familiares, el egoísmo y la falta de empatía. A nivel de relaciones sociales, se aborda la insolidaridad, la incomprensión, el egoísmo especialmente de los más jóvenes, incapaces de asumir la realidad. Otro de los éxitos de Manchester by the sea es la empatía que ofrece Casey Affleck en la construcción emocional de su personaje, ¿qué hacer en su lugar?...

Volviendo a la estructura de la cinta, es cierto que las dos horas largas que dura esta película hacen pensar que con treinta minutos menos de metraje, la narración habría salido ganando en ritmo e intensidad. Si el intento era dar otra vuelta de tuerca a la desazón, en este sentido, falla; tramas que parecían zanjadas definitivamente vuelven a escena. Otro matiz que despista en Manchester by the sea, son
los continuos saltos en el tiempo sin que se los identifique bien del todo, la apariencia física de los actores podría haber sido más acentuada, el vestuario podría dar más pistas, en definitiva. En cualquier caso, amable lector, que el destino nos libre de vivir los demonios de Lee Chandler.







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