Fados, de Carlos Saura
Durante
unos años fui ayudante
de mezclas
en un mítico estudio de post producción cinematográfica de Madrid:
estudios
Exa.
El trabajo consistía, básicamente, en configurar la mesa de mezclas
para el trabajo y equipar la sala del material necesario para que el
mezclador solo se ocupara de hacer su trabajo. Había más cosas que
hacer, pero ya se verá en otro post. En este estudio, que comenzó
su actividad allá por los años 50 del siglo pasado, me he
encontrado en la sala de mezclas o por los pasillos a gente como José
Luis Cuerda, Rodrigo Cortés, Andrés Calamaro, Jaime de Armiñán,
Agustín Almodóvar o Maribel Verdú,
un largo y extenso etcétera...
En una de estas ocasiones me
tocó trabajar con la película Fados
de Carlos
Saura.
Por motivos que no vienen al caso, la producción se estaba llevando
a cabo el Portugal, como es lógico, pero el último paso de la
película se realizó en Madrid. Además en esta breve aventura
el mezclador fue Alfonso
Pino,
un señor que acumula premios Goya al mejor sonido como el Real
Madrid copas de Europa, así que ahí estaba yo, en mi rinconcito de
la sala, con mis hojas donde apuntar cualquier incidencia y mi TC
6000 -generador de efectos- mientras el señor
Pino y los montadores de sonido portugueses ultimaban la película,
con
Carlos Saura al fondo de la sala sin parar de sacar fotos con su
cámara.
Ya
hablaremos de todo esto en otra ocasión. Todo esto viene a cuento
por mi descubrimiento del fado. Sí, sabía que existía, que Amália
Rodrigues
es una de las figuras más importantes, pero la verdad es que a este
lado de la península solemos ignorar aquello que ocurre en su zona
occidental, en todos sus aspectos. La película de Saura, como
sabrán, es una sucesión de 20 fados con diversos cantantes, músicos
y ambientes con unas cuidadas imágenes haciendo del film una
revisión
del estilo musical portugués
desde lo más clásico hasta versiones modernas rozando el pop
pasado por el hip hop.
De
todos aquellos fadistas que descubrí me llamaron la atención sobre
todo Mariza, Camané, Carlos do Carmo, Cuca Roseta, Chico Buarque y Argentina Santos. La belleza
de las voces,
la mezcla
de ritmos,
las cuidadas
imágenes,
la plasticidad de las coreografías hace de Fados un film
musical
donde se junta la saudade
portuguesa,
los sentimientos del país vecino, mezclados
con
América
y África.
Toda una experiencia para cualquier melómano. El
flamenco y el fado se encuentran en las voces de Miguel
Poveda y Mariza con el impresionante Meu fado meu. La
película casi de despide con este monumental Casa de fados.
Los
estudios Exa desgraciadamente ya no existen, quedan para siempre los
trabajos allí hechos. Fados fue uno más de los históricos allí
sonorizados. Personalmente quedará la satisfacción de verse,
modestamente, en los títulos de crédito de aquellas películas en
las que participé. Fue un honor trabajar en este histórico estudio,
los compañeros que tuve y los proyectos en los que trabajé.
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