El Balón de Oro, reflexiones sobre el premio y la prensa deportiva

                                                                                   

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Bueno, se acabó el suspense. Cristiano Ronaldo ha ganado el Balón de Oro 2013 y podemos decir que con todo merecimiento. Se trata de un trofeo individual, se premia al mejor jugador independientemente de la cosecha de títulos que haya tenido durante el año natural en cuestión con su equipo o selección nacional. Así pues han pesado los 60 y pico goles del portugués más que la triple corona de títulos conseguido por Frank Ribéry en el Bayern de Múnich. Este es el criterio, de igual forma que Xavi e Iniesta no lo ganaron en 2010 habiendo ganado ellos el Mundial de ese año, algo a lo que Messi ni siquiera se acercó. Aquí debería terminar la reflexión, pero no es así.

Este galardón se ha visto contagiado de los males del fútbol moderno: difusión desmedida, mercadotecnia excesiva, agentes, presidentes de clubes presionando a favor de su propio jugador; entrenadores y capitanes también la ejercen pero en menor medida, también tienen voz en el debate los antiguos compañeros de los nominados, así hasta los entrenadores escolares que descubrieron a los astros. Todo ello alimentado por unos medios de comunicación que acogen encantados todo este contenido para sus noticiarios y programas deportivos. No hace tanto tiempo, pasadas las Navidades, se publicaba una foto de la portada de la revista France Football con el ganador sonriente sosteniendo el esférico áureo y no había más historia, ahí se quedaba todo.

                                                       

La brasa que los medios de comunicación han dado a los aficionados (a éstos todavía) en particular y a la opinión pública en general con el Balón de Oro este año está fuera de toda medida. Con este ejemplo, la prensa deportiva generalista debería reflexionar hacia dónde va. No es raro escuchar en tertulias de aficionados de a pie el hartazgo que legendarias cabeceras de esta prensa les causa. Además, el descarado partidismo según sea dónde se imprima la cabecera empieza a asustar a los que se supone debería contentar.

Afortunadamente, desde hace unos meses, están naciendo y consolidándose nuevas publicaciones que saben llegar donde el aficionado de siempre, el de toda la vida, lleva este deporte: al corazón. Lejos de entrar en los agravios y odios de la jornada de turno, se prestan al conocimiento de historias de equipos, jugadores y personajes relacionados con el deporte rey que alimentan el conocimiento y el espíritu del buen aficionado al fútbol. Hablo de las revistas Líbero, Panenka, Kaiser, Jot Down... Estas son las que conozco, cualquiera que esté en Twitter puede comprobar cómo hay más que luchan por salir adelante. Algo se está moviendo, algunas de estas publicaciones perecerán víctimas de los tiempos actuales o porque igual no hay tanto mercado, ojalá que no. Con estas nuevas cabeceras, los aficionados sí somos los beneficiados. Y todo lo que rodea al fútbol, también.