Vivir es fácil con los ojos cerrados
Hay
quien no ve utilidad a esto de los premios
Goya,
afortunadamente suelen resucitar
películas
que o bien no
has tenido tiempo de ir a ver
cuando se han estrenado o bien no
han estado mucho tiempo en la
cartelera.
Para mí este ha sido el caso de la
película de David Trueba.
En
primer lugar, la película es un perfecto
retrato de una España
que los que ya tenemos una cierta edad hemos conocido. La España
poblada de coches
Seat
con su inolvidable olor a sky
recalentado en verano: los modelos 850, 1.500, 124 (el de mi familia
era con los faros redondos, más bonito que el de los faros
cuadrados). Un país de viajes
interminables por carretera nacional,
de
bares de gasolinera a pie de travesía urbana,
de pueblos con las calles de arena, de señores mayores que, sin
conocerte de nada, te
recriminaban llevar el pelo largo,
de autoritarismo paterno, la España de los años 60 y 70 del siglo
pasado.
La
película se hace agradable de ver en general.
El elenco de actores está muy bien, merecidos
premios
de mejores actores para los actores principales Javier
Cámara y Natalia de Molina,
en especial para ella, quizá por ser más novedad de cara al gran
público. Cámara encarna al profesor de inglés que tiene la
peregrina
e inconsciente
idea de ir a encontrarse con John
Lennon
a Almería para que le corrija las letras de las canciones de los
Beatles con las que enseña
la lengua de Shakespeare
a sus alumnos, esa locura que sólo los que tienen verdadera vocación
pueden mostrar. Desde luego,
la presencia del personaje real en la gala de los premios Goya,
fue todo un momento emotivo y de reivindicación de la figura del
profesor, para eso también sirven estas cosas. También del elenco
hay que destacar la breve aparición de la encargada de la
¿residencia? femenina, tan cabrona e hipócrita ella.
Desde
luego, la
presencia de las letras
en los álbumes de música físicos es algo que recuerdo en los
discos
antiguos
de la discoteca familiar. Seguramente fue en el cambio de formato al
CD cuando esa buena costumbre se perdió para poner a cambio carpetas
con fotos o imágenes de diseño. Aparte del dinero que se invierte
cuando compras un disco, este es otro debate, las
letras siempre deben estar a disposición del aficionado, básicamente
para que pueda leer qué le están contando.
Volviendo
a la película, adjunto aquí, por su interés, el link a la entrada
del blog de Diego
A. Manrique
en el diario El País donde habla de aquellos días de Lennon
en Almería
y del libro
Juan & John
del periodista J.
Adolfo Iglesias.
Si no han visto la película, no se la pierdan. De David
Trueba
hay que destacar su buen
hacer,
lo
que dice,
cómo
lo dice y con qué sensatez.
Ah, y si no se suelen quedar a ver los títulos
de crédito
de las películas, háganlo, aunque sólo sea por curiosidad. En el
caso de Vivir
es fácil con los ojos cerrados,
todavía más.
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