Luis Aragonés y Philip Seymour Hoffman
Hay
fines de semana que lo mejor que se puede hacer es quedarte en casa,
sentarte en el sofá, manta, buena compañía, buenas películas,
lectura y pasar el chaparrón, porque vaya con el descanso semanal.
Estos dos personajes que nos han abandonado estos dos días atrás
tenían una cosa en común: eran
muy buenos en lo que hacían.
20minutos.es
Luis
Aragonés,
visto desde la grada, desde el punto de vista del aficionado, era
genio
y figura.
Mejor tenerlo en tu bando que en el contrario. Hizo del fútbol su
modo
de vida,
jugó y entrenó a numerosos equipos españoles y tuvo, además, una
aventura en Turquía, con el Fenerbahçe. En los convulsos primeros
años 90 del Real Madrid, sonó en alguna ocasión para el banquillo,
pero su pasado como mito atlético pesaba mucho. Una pena, él lo
merecía en su trayectoria y seguramente habría dejado huella de su
paso. Debido a su larga trayectoria conocía
y hacía uso
de aquello que no está escrito pero es ley en el fútbol: los
códigos,
el de conducta, el de mérito para elegir un once titular, de la
tradición en definitiva.
Cosas que el jugador profesional valora y el aficionado percibe y
siente como propias.
Aquel equipo que contara con sus servicios sabía que Luis, en
tercera persona como a él le gustaba, iba
a defender su escudo a muerte.
Buena prueba de ello han sido las muestras de pesar de los jugadores
que ha tenido a su cargo. Destaco las de Xavi Hernández, Iker Casillas, Pep Guardiola y Fernando Torres. No voy a descubrir aquí
su trayectoria, es por todos conocida, ni el mérito que tuvo al
dotar a la selección de un estilo. Simplemente
quiero recordarle con agradecimiento por hacer lo que hizo y por su
profundo amor al fútbol.
20minutos.es
Ayer
por la tarde saltó la noticia de la muerte de Philip
Seymour Hoffman,
lejos de entrar en las circunstancias, el hecho es que se
va uno de los actores de los que sólo cabía esperar lo mejor.
Para muchos quedará en el recuerdo por su impecable
actuación de Truman
Capote,
pero a mí me impresionó en The
boat that rocked,
aquella película sobre las emisoras ilegales que emitían desde
aguas internacionales rock & roll, soul, pop... estilos
musicales mal vistos por el gobierno británico. Mereció mejor
suerte esta película. De Philip Seymour destaco sobre todo su
credibilidad
como actor,
da igual que fuera un drama o comedia, que encarnara a un escritor, a
un DJ o a un atracador como en la inolvidable Antes
que el diablo sepa que has muerto
de Sydney Lumet. Nos quedan sus películas para recordarle. Qué
pena.
Con Luis
Aragonés
se ha cumplido la ley
de la vida,
con Seymour
Hoffman
la
injusticia
de
una muerte temprana.
Tuvieron la suerte de dedicarse a lo que mejor hacían y amaban,
fueron dos talentos que engrandecieron
al cine y al fútbol, asuntos que van directos al corazón.
Así recordaré a Luis, encabronado
con las
gafas en la punta de la nariz y mirada penetrante desde el banquillo
sin pasar una a nadie ya fuera jugador propio, rival o árbitro;
motivador
de almas para el objetivo común.
A Seymour como ese DJ
canalla,
como ese hijo
capaz de lo peor
o como ese periodista enfangado en la historia de un crimen para
darlo a conocer y para su mayor gloria, en definitiva le recordaré
como un gran actor.
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