Recuerdo estar buceando en la colección de Lp's que hay todavía en casa de mis
padres cuando rondaba
los doce o trece años, lo que significa estar a mediados de los años
80. Allí se juntaba toda la discoteca familiar: ópera, pop, rock, crooners... Los discos que llenaban mi tiempo por aquellos días eran: “Cuatro
rosas” de Gabinete Caligari y “¿Dónde estabas tú en el 77?”
de Loquillo y los Trogloditas. Habiéndome aprendido ya de memoria
estos dos discos, buscaba algo nuevo que escuchar. Entonces descubrí
una carpeta verde con una foto en blanco y negro en la que aparecen tres tíos con cara de mala leche en
un callejón. El disco que estaba a continuación en el motón de
vinilos era uno amarillo, con letras negras impresas y una tira
de color salmón que dibujaba en su interior caracteres amarillos a
distintos tamaños. Me llamaron realmente al atención, así que sin
perder tiempo saqué primero el amarillo. Coloqué la pestaña de r.p.m. del
plato en 33, pasé un paño húmedo por el disco y coloqué con la mayor suavidad
posible la aguja en el primer surco.
La revolución que supuso en mi cabeza escuchar por vez primera los golpes rítmicos del bombo y los guitarrazos de introducción de “Holidays in the sun” permanece vívido en mi memoria, así como los himnos “God save the Queen” (casi cuarenta años después ¿dónde están los Sex Pistols y dónde está Isabel II?), “Anarchy in the UK”, etc.
La revolución que supuso en mi cabeza escuchar por vez primera los golpes rítmicos del bombo y los guitarrazos de introducción de “Holidays in the sun” permanece vívido en mi memoria, así como los himnos “God save the Queen” (casi cuarenta años después ¿dónde están los Sex Pistols y dónde está Isabel II?), “Anarchy in the UK”, etc.
Después
de “EMI”, uno de los mejores cierres que puede tener un LP, le
tocó el turno a la carpeta verde. “Janie Jones”, “White riot”,
“Career opportunities” -de máxima actualidad- vinieron a
confirmar lo experimentado con el “Never mind the bollocks.” A partir de ese
día, mis pantalones crecieron de largo y encogieron de ancho, el
pelo creció y en cuanto podía lo ponía de punta; a escondidas de
mi familia me ponía una cadena al cuello cerrada con un candado (les
recuerdo: tenía doce o trece años), e intentaba robarles a mis
hermanos chupas de cuero para salir a la calle. Grabé los dos LPs en
una cinta para escucharlos en el walkman mientras iba a renovar mi vestuario a Marihuana Bronca Total, una tienda de camisetas que todavía está en el Rastro, y de paso, al Discoplay de Los Sótanos de
la Gran Vía donde con los ahorros que conseguía reunir poco a poco,
me hice con toda la discografía que faltaba en casa de estos grupos.
Lógicamente, con los Sex Pistols lo conseguí pronto, no así con
The Clash cuya trayectoria fue mucho más amplia y más rica en lo
musical. Estos dos discos fueron los que me cambiaron la vida y The
Clash se convirtió para mí en el grupo, mi grupo, vendrían muchos
más y los que faltan por venir todavía, pero ninguno será como
ellos.
A pesar de que los llevo muy dentro, no puedo evitar sentirme decepcionado con ellos ya que semanas atrás ha salido a la venta “The Clash Sound System”, la enésima reedición de la discografía del grupo. Empaquetada en una caja que imita a un radio cassette incluye: la remasterización digital de sus cinco LPs -ningún buen seguidor de The Clash considerará “Cut the crap” como parte de la discografía del grupo-, DVD's con vídeos promocionales e imágenes no vistas antes de la banda, reproducciones del fanzine “Armagideon Times” y productos de merchandising.
Después de publicar en 1988 “The Story of The Clash Vol.1”, en 1991 “Clash on Broadway”, en 1994 “Super Black Market Clash”, en 2003 “The Essential Clash” y en 2006 “The singles Box set” suena un poco a tomadura de pelo publicar ahora esta nueva recopilación y bien que me duele decirlo. ¿Qué hay detrás de todo esto? Quiero creer que la necesidad económica de Mick Jones, Paul Simonon, Topper Headon y los herederos de Joe Strummer. Todos tenemos facturas que pagar a fin de mes, ellos no son una excepción y si es así el caso, mejor mirar hacia otro lado. Los nuevos fans que por razones de edad se vayan incorporando tienen a su disposición los discos en cualquier tienda física o virtual y a un precio razonable. ¿Una nueva remasterización justifica todo esto aunque los propios músicos hayan estado implicados directamente en ella?
A pesar de que los llevo muy dentro, no puedo evitar sentirme decepcionado con ellos ya que semanas atrás ha salido a la venta “The Clash Sound System”, la enésima reedición de la discografía del grupo. Empaquetada en una caja que imita a un radio cassette incluye: la remasterización digital de sus cinco LPs -ningún buen seguidor de The Clash considerará “Cut the crap” como parte de la discografía del grupo-, DVD's con vídeos promocionales e imágenes no vistas antes de la banda, reproducciones del fanzine “Armagideon Times” y productos de merchandising.
Después de publicar en 1988 “The Story of The Clash Vol.1”, en 1991 “Clash on Broadway”, en 1994 “Super Black Market Clash”, en 2003 “The Essential Clash” y en 2006 “The singles Box set” suena un poco a tomadura de pelo publicar ahora esta nueva recopilación y bien que me duele decirlo. ¿Qué hay detrás de todo esto? Quiero creer que la necesidad económica de Mick Jones, Paul Simonon, Topper Headon y los herederos de Joe Strummer. Todos tenemos facturas que pagar a fin de mes, ellos no son una excepción y si es así el caso, mejor mirar hacia otro lado. Los nuevos fans que por razones de edad se vayan incorporando tienen a su disposición los discos en cualquier tienda física o virtual y a un precio razonable. ¿Una nueva remasterización justifica todo esto aunque los propios músicos hayan estado implicados directamente en ella?
Groovy times, Batta!!! ( o sea, qué tiempos aquellos...)
ResponderEliminarJoe, si quieren pasta que se junten, busquen un vocalista apropiado y se vayan de gerontogira. Más patética que la delos Pistols no va a ser...
Estimado Brigadier:
ResponderEliminarDesconocía el término gerontogira, me agrada y es cercano al ciertas realidades. Afortunadamente nunca lo hicieron. Strummer en unas declaraciones decía al respecto que si sus hijas estuvieran pasando hambre, sería el primero en agarrar la guitarra y salir de gira, pero no era el caso.
Supongo que en esta reedición habrán imperado los deseos de la discográfica.
¡Gracias por su participación!