Se
cumplen ahora diez
años
del lanzamiento en España de The
Great Destroyer,
uno de los mejores discos de la década pasada. Este suponía el
decimotercer trabajo del grupo norteamericano en su discografía. He
de confesar que las referencias sonoras que tenía hasta 2005 de Low
eran, lo reconozco, de un sonido
plúmbeo,
bastante espeso, de ser un grupo con canciones largas y duras de
escuchar. En este caso, la vitalidad y la cercanía pop, de algunos
de los temas de este álbum hizo que me acercara a él.
Monkey nos pone sobre aviso de lo que nos viene encima, pero California, Just Stand Back, Step y Walk into the Sea son los títulos que hacen que The Great Destroyer tenga el marchamo de inolvidable. Tienen un sonido imponente, se ajustan a los cánones de una canción pop: 3 minutos y pico de duración, estribillo, coro, solo y vuelta a empezar, pero claro, no son solo una canción pop, son algo más. Invitan a seguir escuchando este disco a aquellos que ni siquiera se les pasaba por la cabeza, son cuatro temas redondos de ritmo, letra y música. Muy, muy buenos.
Low no olvida sus raíces y su trayectoria anterior, Cue the Strings es un perfecto ejemplo. Este corte del disco es realmente bello, bucles que parecen eternos, hipnóticos, las voces a coro de Sparkhawk y Mimi Parker, mmmm... estremecedor. Tampoco falta esa versión de Low que lleva al bostezo. When I go Deaf, por mucho que se disfrace de distorsión guitarrera, seguramente sea el título más prescindible del álbum junto con Silver Rider. Broadway (so many people) pertenece a esta cuerda, pero su estribillo merece la pena. Da la impresión de que si este tema hubiera durado 3 minutos y no 7, habría quedado bastante mejor.
Pissing y Everybody's Song, alcanza la percepción de himno rock, estos temas tienen la épica de Sigur Ros, solo que amplificada y distorsionada, creando a veces la sensación de enfrentarte a un muro de sonido, una pasada dejarte llevar por estos temas, por ese rock salvaje.
Quizá tenga algo de experimental, quizá en una primera escucha alguna de sus canciones lleguen a parecer aburridas, pero lo cierto es que el álbum termina por atraparte. No sé si son las concesiones pop que hacen, los ritmos hipnóticos, las distorsiones, la voz de Alan Sparhawk... El caso es que The Great Destroyer es un disco fundamental. Ha envejecido muy bien, no parece que hayan pasado diez años desde su publicación. Allá por 2005 Low pasaron por Madrid, tocaron en la Sala Arena, Heineken, ya no sé cómo se llama... Del concierto, tocaron casi todo este disco íntegro, sólo recuerdo una cosa de él, estuvo genial.
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