El
Real
Madrid
sufrió una dura
derrota
el pasado sábado a manos del máximo rival de la Capital. Es verdad
que la tendencia del equipo invitaba poco al optimismo antes del
partido, más teniendo en cuenta que el Atleti
le tiene tomada la medida al Madrid. Lo que nadie se esperaba es que
la derrota viniera por falta
de actitud,
de ganas de jugar, por no competir. El Madrid ni siquiera lo intentó:
los goles son todo un ejemplo de cómo no defender un ataque, hubo
solo dos tiros a la portería de Moya, el Atleti ni siquiera tuvo que
sacar el colmillo, no hizo falta. Derrota
madridista por dimisión irrevocable.
Se puede perder, pero no así. Una vez dicho todo esto, hay que
seguir, asumir el toque muy serio de atención recibido y levantarse.
Después de todo, son los demás quienes ven la matrícula del
Madrid.
Dos días después del partido, se supo que Cristiano Ronaldo celebró la misma noche del sábado su cumpleaños con una fiesta por todo lo alto. Habrá quién se haya escandalizado y se haya hecho cruces. Particularmente, pienso que todo el mundo tiene derecho a una vida privada, también los futbolistas de élite. Todo el mundo tiene derecho a desahogarse después de un día duro en el trabajo, sobre todo cuando el trabajador afectado lleva una trayectoria que sólo cabe calificar de leyenda. El error, sin duda, es haber publicado las fotos y vídeos de la fiesta, pero sinceramente, no es para tanto. Sólo faltaba que ahora se silbe a Cristiano en el Bernabéu. Cosas peores se han visto.
Finalmente, ayer salió la noticia de que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha anulado la modificación del Plan General de Ordenación Urbana de la ciudad, lo que significa que la proyectada ampliación del Estadio Santiago Bernabéu queda en principio parada y quién sabe si definitivamente tumbada. Muy brevemente la historia es como sigue: el Real Madrid y el Ayuntamiento de la ciudad se iban a intercambiar diversas parcelas por toda la Capital para que el estadio madridista se amplíe en su lateral del Paseo de la Castellana con un hotel de lujo y un centro comercial, a la vez que se cerraría completamente el estadio con una nueva cubierta exterior. Nada tengo en contra de que se remodele el estadio, los tiempos cambian y hay que adaptarse a ellos. Lo que no parece muy serio es que desde los años 90, tanto el Club como el Consistorio salden sus deudas intercambiando entre ellos terrenos, algunos de ellos edificables. Todo esto suena mal, queda feo. Si el Real Madrid tiene dinero para pagar sueldos y traspasos de decenas de millones de euros, entonces es de suponer que tiene el dinero necesario para pagar la parcela que pretende invadir en el Paseo de la Castellana a precio de mercado y construir en él lo que quiera, así el Ayuntamiento recaudaría un dinero muy necesario para pagar los servicios que tiene que prestar a todos los ciudadanos, o por lo menos para rebajar la presión fiscal que se sufre en Madrid. Los que aquí vivimos, lo agradeceríamos, mucho. Veremos en qué acaba todo esto.
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