En Textos de Amor y Odio se habla de cine, literatura, música y de fútbol. La intención no es otra que crear debate y ofrecer pistas que pueden ser interesantes para el lector. Entren libremente, marchen sin novedad y dejen algo de la felicidad que traen.
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lunes, 21 de septiembre de 2015
Concierto The Delines, Sala Boite
El pasado viernes The Delines dieron su único concierto en Madrid, cerrando así su gira de presentación de su primer álbum, Colfax. Tuvo lugar en la céntrica Sala Boite, un buen sitio para ir a escuchar buena música: pequeño de dimensiones y con una acústica bastante buena, con lo que la cercanía a los músicos, está garantizada. El público, indies y veteranos de la escena musical, disfrutaron de un recital breve pero intenso.
El sonido de Delines
Si bien The Delines comenzaron con la intimista Flight 31, lo cierto es que el recital mantuvo el pulso que su música demuestra a lo largo de las 11 canciones que integran el álbum Colfax. Se echó de menos el pedal steel, pero con la fenomenal voz de Amy Boone y la guitarra de Willy Vlautin los allí presentes estábamos en buenas manos. Sonaron, por supuesto, Colfax Avenue y Wichita Ain't so Far Away, dedicada esta última canción al veterano periodista musical Julio Ruiz, mentor en su longevo Disco Grande de Delines. También fueron interpretadas nuevas canciones que han ido componiendo según iba avanzando la gira que les he llevado por EE.UU y Europa.
El público en los conciertos
Apenas fue una hora y media de concierto, si realmente se llegó a esta duración. Se hizo corto, demasiado, quedaron ganas de más, pero bueno, por 13 € que costaba la entrada, tampoco es cuestión de ponerse muy exigente. El público lo pasó bien, tuvo un buen rato de buena música y se pasó por el improvisado puesto de venta de merchandising del grupo, incluido los libros que ha escrito Willy Vlautin de los que hay muy buenas referencias.
Ni siquiera en un concierto tan recogido y por qué no, íntimo, se vieron los músicos libres de los adictos a los teléfonos inteligentes. Algunos de estos enfermos de la tecnología tenían el detalle de quitar el flash de sus dispositivos, pero otros, no... Debe ser complicado estar concentrado en la letra que estás cantando o en los acordes que tanto has ensayado para que te disparen un flash cegador en los ojos... En fin, sirvan estas líneas para reflexionar.
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