En Textos de Amor y Odio se habla de cine, literatura, música y de fútbol. La intención no es otra que crear debate y ofrecer pistas que pueden ser interesantes para el lector. Entren libremente, marchen sin novedad y dejen algo de la felicidad que traen.
Portada 3
miércoles, 30 de diciembre de 2015
Fútbol en Navidad, sí, pero con horarios para todos
Hoy hay fútbol, hacía mucho tiempo que no había partidos de competición oficial durante el periodo navideño, quizá desde los años 90. Nada que objetar, desde este espacio se ha defendido que el calendario futbolístico pase por estos días de vacaciones escolares, cuando los niños pueden acercarse al estadio a ver a su equipo. Lo que no es de recibo es que los partidos comiencen a las 16:00, como es el caso del Real Madrid-Real Sociedad y del Levante-Málaga, o a las 18:30 como el Sevilla-Espanyol, Rayo-Atlético y Eibar-Sporting. El día 30 de diciembre es un día laborable como otro cualquiera, muchos nos vemos obligados a, o bien ceder el abono, que hemos pagado religiosamente, a algún afortunado que pueda ir o bien devolverlo al club para que lo revenda.
Dice Javier Tebas, presidente de la Liga de Fútbol Profesional que el referente a seguir desde España es la Premier Inglesa, campeonato que lleva ventaja al nuestro en muchos aspectos. Pues bien, ya puestos a imitar a la liga británica, podríamos copiar su calendario que es conocido -con día, mes y hora- por el aficionado desde la primera a la última jornada desde el mes de julio, pudiendo así planificar posibles viajes u otros eventos personales que éste pueda tener. Del fútbol alemán también podríamos aprender su política de precios, el Real Madrid-Real Sociedad de hoy ofrece entradas desde 30€ a 225€, ¿ustedes conocen a un chaval que disponga de 30€ para ir al fútbol? Quien esto escribe conoce el caso de padres que quieren llevar a sus hijos pequeños al fútbol, pero no pueden permitírselo.
Parece que el señor Tebas busca referentes allí donde le interesa a las directivas, no donde puede ser de utilidad para el aficionado que paga su abono con mucho tiempo de anticipación sin saber a ciencia cierta si podrá asistir o no a ver al equipo del que es abonado. ¿No se podrían jugar todos los partidos hoy a partir de las 20:00? Recordemos, es día laborable a todos los efectos. ¿A quienes benefician estos horarios? Lo cierto es que el fútbol se está convirtiendo en un artículo de lujo, popular seguramente dejó de serlo en los años 90, donde lo importante realmente es tener el dinero que pueda pagar una entrada, no el sentimiento que se tenga por un equipo. Por todo ello, este blog apoya la iniciativa de Fasfe #CambiemosElFútbol para que este deporte, que si bien tiene que progresar, lo haga teniendo en cuenta la opinión y las necesidades de los socios y abonados a los clubes de fútbol profesional, dentro de un entorno económico sostenible. Terminamos con una referencia al titular de este post: fútbol en Navidad, sí, pero con horarios para todos.
lunes, 28 de diciembre de 2015
Las 9 mejores canciones de 2015
Sí,
son 9, ¿por qué no? Son las mejores seleccionadas de los posts
dedicados a la música a lo largo de este año 2015 que ya acaba. Hay
de todo, folk, country, pop, rock... Da igual el orden ninguna es
mejor que otra, pero todas, creo, lo suficientemente buenas para
estar en este resumen anual. Empezamos:
Sid Griffin: Between The General And The Grave
Esta es la canción que compuso Sid Griffin influenciado por el bluegrass y la poesía basada en la I Guerra Mundial. Sid Griffin hizo parada en la maravillosa locura que era La Faena, en Piedralaves, Ávila. Unos pocos privilegiados tuvimos la suerte de ver a Griffin en la pequeña pero grandísima sala de esta Asociación Cultural presentando The Trick is to Breathe.
Cali: La Vie Est Une Menteuse
Bruno Caliciuri nos presentó la primavera pasada su nuevo disco L'âge d'Or que incluye como primer single esta canción con fuerte espíritu. Su eterno la la la bien podría ser adoptado por la afición futbolera... ¿quién sabe?
The Minus 5: My Generation
Scott McCaughey fue otra de las apariciones estelares de La Faena. Vino presentando en solitario su nuevo álbum con The Minus 5, Dungeon Golds. Un auténtica pasada.
Sid Griffin: Between The General And The Grave
Esta es la canción que compuso Sid Griffin influenciado por el bluegrass y la poesía basada en la I Guerra Mundial. Sid Griffin hizo parada en la maravillosa locura que era La Faena, en Piedralaves, Ávila. Unos pocos privilegiados tuvimos la suerte de ver a Griffin en la pequeña pero grandísima sala de esta Asociación Cultural presentando The Trick is to Breathe.
Cali: La Vie Est Une Menteuse
Bruno Caliciuri nos presentó la primavera pasada su nuevo disco L'âge d'Or que incluye como primer single esta canción con fuerte espíritu. Su eterno la la la bien podría ser adoptado por la afición futbolera... ¿quién sabe?
The Minus 5: My Generation
Scott McCaughey fue otra de las apariciones estelares de La Faena. Vino presentando en solitario su nuevo álbum con The Minus 5, Dungeon Golds. Un auténtica pasada.
Maleso: A Mí La Que Me Gusta Es Lina Romay
Allá por el pasado mes de julio hicimos un breve repaso por la discografía de Maleso, trovador radicado en Sevilla. Músico ecléctico, siente debilidad por Lina Romay, yo también.
The Strypes: What The People Don't See
Estos chavales, nunca mejor dicho, no se cortan un pelo y se marcan este tremendo rock con alma de blues, al más puro estilo Stones. Estuvieron en España presentando su nuevo trabajo Little Victories.
Findlay Brown: Mountains Falls For The Sea
Brown, luego de su segundo álbum digno hijo de Roy Orbison, entregó su tercer disco donde retoma el pulso folk. Mountains es el corte elegido en representación de Slow Light.
Low: What Part Of Me
A finales de octubre, Low pasaron por el Teatro Lara de Madrid y dejaron buena muestra de su contundente directo, presentaban su nuevo disco Ones and Sixes.
Raul Seixas: Gita
Este mismo mes de diciembre Raul Seixas fue objeto de un post retrospectivo. Gita es uno de los grandes éxitos del gran pionero del rock brasileño.
Chris Hadfield: Caroline
Un astronauta que dedicó el poco tiempo libre del que dispuso en la Estación Espacial Internacional a grabar un disco, merece estar en esta selección. Es posible que no sea el mejor álbum del mundo, pero refleja el profundo respeto y amor que el Coronel Hadfield tiene por la música.
miércoles, 23 de diciembre de 2015
Cuento de Navidad
Juan
aprendió muy joven lo que es la responsabilidad, hijo de emigrantes
chinos, su infancia discurrió entre la escuela y la tienda de
alimentación que regentaban sus padres. Apenas tenía tiempo para
hacer amigos, entre las estanterías de los refrescos buscaba un
hueco para poder hacer los deberes y cuando acababa, echaba una mano
atendiendo o si no había clientela, veía la televisión achuchado
junto a sus padres.
Juan era buen estudiante, no de muchos sobresalientes, se empleaba a fondo en aquellas materias que le gustaban y en las que no eran de su agrado no solía tener problemas para llegar al aprobado, aunque fuese raspado. Pero si había una cosa que le gustaba mucho a Juan, era el fútbol. En cuanto se quedaba solo delante del ordenador se metía en YouTube a ver jugadas de sus futbolistas favoritos, a escuchar el ambiente de los estadios de Primera, a ver al gentío que se desordenaba en el caos cuando se marcaba un gol. Así pues, en los recreos del colegio, como hacía con sus asignaturas favoritas, Juan se empeñaba y perseveraba intentando reproducir los regates, los controles de balón y los pases que no podía parar de ver en internet. Los múltiples partidos que se jugaban a la vez en el patio no hacían sino aumentar su habilidad con el balón en los pies al tener que esquivar a decenas y decenas de chavales. Enfrentarse a la elección de jugadores en el patio del colegio cuando eres un niño te da la medida de cómo te ven los demás, de la estima que te tienen, es una de las pruebas que tiene que pasar todo aquel que quiera sobrevivir en un entorno de adolescentes y Juan la pasaba de sobra.
Zurdo cerrado, Juan no tardó en llamar la atención del director de fútbol de su colegio. Un sábado por la mañana le convocó para probar con el equipo de la escuela, engañó como pudo a sus padres para poder asistir y se presentó en el patio de la escuela junto a otros 21 chicos, no en vano la prueba consistía en un partido, once contra once. Juan no jugó como sabía, dejó detalles, pero al fin y al cabo era normal, no había jugado nunca con los otros diez que formaban su equipo, muchos de ellos fueron seleccionados por el barrio. Al final, se quedaron para jugar de extremo izquierda con un chico inglés, hijo de un empleado de la embajada británica, del que se decía había jugado en las categorías inferiores del Arsenal de Londres.
El rechazo, lejos de hundir a Juan, le hizo insistir una y otra vez hasta que un equipo le quisiera, hasta que encontró a uno en el que le acogieron con los brazos abiertos, fundamentalmente porque era el mejor jugador, de lejos. Consciente de que él solo no iba a ningún lado, enseñaba todo lo que sabía a los que peor jugaban, les enviaba los vídeos que se sabía de memoria por facebook, les corregía en los entrenamientos: su meta era llegar a formar un equipo, unidos por una idea de juego, solidario a la vez que competitivo.
Empezaron mal la temporada, pero según iban pasando las jornadas las piezas del equipo de Juan iban encajando cada vez más y más. Remontaron posiciones en la clasificación a la vez que aumentaba la expectación por ver a ese equipo, liderado por un chino zurdo, que era tan difícil de batir. Llegaron a la final del campeonato... contra el equipo de su colegio, aquel que no le aceptó en sus filas.
Juan era buen estudiante, no de muchos sobresalientes, se empleaba a fondo en aquellas materias que le gustaban y en las que no eran de su agrado no solía tener problemas para llegar al aprobado, aunque fuese raspado. Pero si había una cosa que le gustaba mucho a Juan, era el fútbol. En cuanto se quedaba solo delante del ordenador se metía en YouTube a ver jugadas de sus futbolistas favoritos, a escuchar el ambiente de los estadios de Primera, a ver al gentío que se desordenaba en el caos cuando se marcaba un gol. Así pues, en los recreos del colegio, como hacía con sus asignaturas favoritas, Juan se empeñaba y perseveraba intentando reproducir los regates, los controles de balón y los pases que no podía parar de ver en internet. Los múltiples partidos que se jugaban a la vez en el patio no hacían sino aumentar su habilidad con el balón en los pies al tener que esquivar a decenas y decenas de chavales. Enfrentarse a la elección de jugadores en el patio del colegio cuando eres un niño te da la medida de cómo te ven los demás, de la estima que te tienen, es una de las pruebas que tiene que pasar todo aquel que quiera sobrevivir en un entorno de adolescentes y Juan la pasaba de sobra.
Zurdo cerrado, Juan no tardó en llamar la atención del director de fútbol de su colegio. Un sábado por la mañana le convocó para probar con el equipo de la escuela, engañó como pudo a sus padres para poder asistir y se presentó en el patio de la escuela junto a otros 21 chicos, no en vano la prueba consistía en un partido, once contra once. Juan no jugó como sabía, dejó detalles, pero al fin y al cabo era normal, no había jugado nunca con los otros diez que formaban su equipo, muchos de ellos fueron seleccionados por el barrio. Al final, se quedaron para jugar de extremo izquierda con un chico inglés, hijo de un empleado de la embajada británica, del que se decía había jugado en las categorías inferiores del Arsenal de Londres.
El rechazo, lejos de hundir a Juan, le hizo insistir una y otra vez hasta que un equipo le quisiera, hasta que encontró a uno en el que le acogieron con los brazos abiertos, fundamentalmente porque era el mejor jugador, de lejos. Consciente de que él solo no iba a ningún lado, enseñaba todo lo que sabía a los que peor jugaban, les enviaba los vídeos que se sabía de memoria por facebook, les corregía en los entrenamientos: su meta era llegar a formar un equipo, unidos por una idea de juego, solidario a la vez que competitivo.
Empezaron mal la temporada, pero según iban pasando las jornadas las piezas del equipo de Juan iban encajando cada vez más y más. Remontaron posiciones en la clasificación a la vez que aumentaba la expectación por ver a ese equipo, liderado por un chino zurdo, que era tan difícil de batir. Llegaron a la final del campeonato... contra el equipo de su colegio, aquel que no le aceptó en sus filas.
Más allá del posible rencor, Juan concebía el fútbol como un conjunto de oportunidades, había que ser lo suficientemente listo y fuerte para saber aprovecharlas y ahora se presentaba una de ellas. Le sorprendió que quien le quitó el puesto en el equipo del colegio, el chaval inglés del Arsenal, jugaba ahora de lateral derecho y más que habiendo pasado una larga temporada en la gran ciudad, se dirigía a sus compañeros en inglés. Juan se acordó de inmediato de sus padres, llegados del Lejano Oriente y en apenas unas pocas semanas ya se entendían con los clientes de su tienda en su propio idioma.
La final estaba transcurriendo sin sorpresas, el equipo de Juan se defendía muy bien y movía el balón con soltura y atrevimiento. Llegaba con claridad al área contraria. El equipo del colegio de Juan no se quedaba atrás, pero no parecía que iba a ser el día de los delanteros.
Nuestro jugador zurdo se fue haciendo dueño y señor del partido, solidario en el esfuerzo defensivo, ayudaba en el centro del campo y rompía por la banda la defensa rival. Hay quien piensa que hacer una entrada fuerte es un simple lance del juego mientras que quien hace un túnel, un sombrero o un espectacular regate es un provocador que se ríe de su rival. Uno de estos últimos fue quien se cargó a Juan para el fútbol: luego de recoger el balón en su propia área, Juan arrancó por su banda, regateó a quien le salía al frente, bicicletas o ruletas no tenían secretos para él, cuando se disponía a ejecutar al portero de un potente zurdazo el último defensa llegó al corte con los tacos a la altura de la rodilla. Escalofriante. Todos, jugadores y público quedaron en silencio.
Nadie reaccionaba hasta que un padre que estaba de espectador acertó a llamar a una ambulancia ante los gritos de Juan.
Lejos de quejarse, nuestro zurdo asumió su destino y supo aprovechar las oportunidades que su lesión le ofreció: conoció a la mujer de su vida mientras se recuperaba de su lesión, una chica oriental cuyo rostro parecía sacado de una figura de porcelana. Aunque tuvo la oportunidad de ir a la universidad, prefirió hacerse cargo del negocio familiar y ayudar a sus padres a jubilarse. Ahora, mientras regenta su propia tienda de alimentación, enseña a su hijo los vídeos de fútbol que él mismo veía cuando tenía su edad mientras éste sueña con pegar el balón a su zurda mientras corre levantando la cal de la banda.
sábado, 19 de diciembre de 2015
La Guerra de las Galaxias, episodio VII: El Despertar de la Fuerza
El
séptimo episodio de la saga de La Guerra de las Galaxias
se ha convertido en todo un fenómeno social, los telediarios hablan
de ello desde días antes del estreno, los carteles de la película
inundan las calles, la premiere de ayer estaba en muchas
conversaciones de oficina y las salas de cine, estupenda noticia,
llenas a reventar de público. Lo cierto es que la legendaria saga
mezcla buen cine con el movimiento 'fan' ¿qué hay de malo en
ello?
Respecto a la película, El Despertar de la Fuerza es fiel a la trilogía clásica -la de los años 70 y 80- en muchos aspectos, tanto en las tramas y en la estructura del guion, -lo que quizá la hace un tanto previsible- como en los actores y los detalles que parecen menores y no lo son: vestuario, efectos sonoros, ambientación, naves espaciales; también muestra una creatividad increíble en los nuevos androides y los seres que pueblan el fondo de los planos. El nuevo episodio tiene golpes de humor, más que los tres clásicos, pero nunca fuera de tono. Hay que destacar que los guionistas, Lawrence Kasdan y J.J. Abrams -también director- han tomado decisiones arriesgadas en el devenir de la narración y de la saga. En general, es una película que está muy bien hecha, las batallas están muy bien rodadas y la coreografía de las luchas son, para mejor, menos 'bailadas' que en los tres primeros episodios.
Los fieles a la saga, los que de pequeños vieron La Guerra de las Galaxias, El Imperio Contraataca y El Retorno del Jedi cuando se estrenaron en el cine y jugaron con aquellas espadas láser que no eran otra cosa que una linterna con un cilindro de plástico, y los que se incorporaron con el tiempo, saldrán del cine satisfechos con lo que han visto. Aquellos que quieran pasar un buen rato viendo una historia de ciencia ficción es muy posible que también les guste. Hay sorpresas, tramas que quedan abiertas, dudas por resolver... Aunque sea por volver a ver a Han Solo y Chewacca pilotando el Halcón Milenario, merece la pena ir al cine a ver la película.
viernes, 18 de diciembre de 2015
El Real Madrid es muy punk, (y II)
El
Real Madrid es un club muy punk, ya hemos hablado de
ello antes
en este blog. Los últimos acontecimientos acaecidos en Chamartín
vienen a corroborar esta sentencia y alcanza a todos los ámbitos del
club.
Rafa Benítez
El entrenador no sólo ha sido incapaz de rechistar ante la leonina pretemporada impuesta, si lo ha hecho no se ha escuchado, con viajes a Australia y a EE.UU. en apenas unas semanas, sino que de momento no ha podido lograr que el equipo haya podido mantener una línea medianamente regular. Si bien el Madrid alcanzó el liderato en Liga, en cuanto el calendario se endureció, el naufragio ha sido evidente. Se puede perder, pero no de la manera en que se cayó con el Barcelona y más recientemente con el Villarreal. Además, consolarse con ser el equipo más rematador en una derrota, solo delata un espíritu punkie de primera. Curiosamente, el mejor partido de largo de esta temporada fue en París y con una alineación de circunstancias, igual ahí tiene la solución el mister. En todo caso, ya se habla de un posible cese, lo que no es nada deseable. Rafa Benítez es como es y tiene los métodos que tiene, quizá haya que mirar a quién le puso ahí y tan sólo 5 meses más tarde ya piensa en reemplazarle.
Rafa Benítez
El entrenador no sólo ha sido incapaz de rechistar ante la leonina pretemporada impuesta, si lo ha hecho no se ha escuchado, con viajes a Australia y a EE.UU. en apenas unas semanas, sino que de momento no ha podido lograr que el equipo haya podido mantener una línea medianamente regular. Si bien el Madrid alcanzó el liderato en Liga, en cuanto el calendario se endureció, el naufragio ha sido evidente. Se puede perder, pero no de la manera en que se cayó con el Barcelona y más recientemente con el Villarreal. Además, consolarse con ser el equipo más rematador en una derrota, solo delata un espíritu punkie de primera. Curiosamente, el mejor partido de largo de esta temporada fue en París y con una alineación de circunstancias, igual ahí tiene la solución el mister. En todo caso, ya se habla de un posible cese, lo que no es nada deseable. Rafa Benítez es como es y tiene los métodos que tiene, quizá haya que mirar a quién le puso ahí y tan sólo 5 meses más tarde ya piensa en reemplazarle.
La Copa del Rey
Que este trofeo no es el preferido del Madrid lo saben todo el mundo. La Copa exige mucho esfuerzo en un corto espacio de tiempo a cambio de muy poca recompensa. Una vez dicho esto, nada justifica el ridículo vivido en Cádiz. A Emilio Butragueño, a quien no se le cambia el rictus aunque esté en medio del Apocalipsis, daba auténtica pena escucharle en la televisión intentando justificar lo imposible. La estrategia a seguir después de la alineación indebida de Cheryshev parecía marcada por los asesores legales del club: una vez encontrado un pequeño resquicio -la no notificación personal de la sanción- se decidió negar la mayor: 'a mí que me registren'. Butragueño en el fondo es otro punk de campeonato, él es una leyenda del madridismo, ¿de verdad no dice nada ante estas situaciones? De cara al público, desde luego que no, da la sensación que hace demasiado caso a lo que dice his master voice.
Florentino Pérez
El actual presidente del Real Madrid es el punk por excelencia. Un día después de la espantosa derrota frente el Barcelona, Florentino Pérez regaló a la afición una rueda de prensa -¿a cuenta de qué?- en la que no vino a decir nada nuevo, ratificó a Benítez lo mismo que ratificó a Ancelotti el pasado mes de mayo y aclaró que en caso de perder el juicio que un grupo de socios ha puesto para que vuelvan a regir los antiguos Estatutos Sociales y así rebajar las exigencias para poder optar a la presidencia del Madrid, recurriría a todos los tribunales habidos y por haber, así que no va a haber elecciones en el club blanco hasta por lo menos 2017 o 2018. Tan solo una semana después, tras el descalabro en Cádiz, Florentino Pérez volvió a comparecer ante los medios de comunicación. La estrategia era la misma: nadie avisó, no sabíamos, la culpa es del Villarreal, de la Federación Española, del Manchester United y de Iker Casillas, más o menos. Lo cierto es que ante esta situación que no es fallo directo de Cheryshev, ni de Benítez, ni de Chendo, ni siquiera de Florentino Pérez, era de esperar del Real Madrid que se reconociera el error, todos somos humanos y todos los cometemos, pedir perdón y poner los medios para que no vuelva a ocurrir. Pero no, fue sostenella y no enmendalla, y en esto, como responsable máximo sí tiene toda la culpa Florentino Pérez.
Veremos qué pasa con Benítez, esperemos que siga y consiga muchos éxitos. Además hay que reconocerle el mérito de tirar de la cantera mucho más que sus antecesores en el cargo, ojalá siga con esa buena práctica. A ver si le dejan. El Real Madrid es puro punk, amigos. Hasta hace bien poco le podíamos comparar con The Clash o Ramones, me temo que ahora estamos para grupos litroneros y de ska barato.
miércoles, 16 de diciembre de 2015
O Futebol, de Sergio Oksman
Conviene aclararlo desde el principio, O Futebol no es una película sobre balompié, el deporte con más seguidores del mundo tan solo es la excusa, el detonante de esta docuficción, mitad documental mitad ficción. Mejor así para que nadie se llame a engaño. Sergio Oksman, quien nos acercó la vida de Al Lewis en su estupendo documental Good Bye, America, dirige y escribe junto a Carlos Muguiro esta historia: un hijo que lleva más de 20 años sin ver a su padre aprovecha el pasado Mundial de 2014 de Brasil para regresar a su ciudad natal, Sao Paulo, y así ver juntos, uno tras otro, todos los partidos del campeonato a lo largo de un mes.
El espectador es invitado a sentarse en el asiento trasero del Peugeot de Simao -así se llama el padre de Sergio, sí, el mismo Oksman interpreta el papel de hijo- y ser testigo de la particular relación que existe entre ellos. Largos paseos en coche por una ciudad como otra cualquiera en el mundo, anodina, llena de edificaciones grises. Uno se imagina Sao Paulo -al ser sede mundialista- una fiesta continua, pero la realidad es otra bien distinta. Mientras Simao conduce, los diálogos entre ambos giran, sí, sobre fútbol pero lejos de cualquier pasión, como si fuera una conversación de ascensor. Vemos a Simao en su trabajo, regentando un pequeño negocio de electrónica, le vemos en los bares viendo los partidos del Mundial haciendo comentarios negativos de los partidos, pronosticando la victoria final de Alemania desde la primera ronda, les vemos cuando están juntos como si fueran auténticos desconocidos, padre e hijo; largos silencios. Una relación tediosa, como es el ritmo de esta historia, quizá demasiado.
O Futebol fue estrenada en los Cines Renoir de la Plaza de España de Madrid el pasado lunes 15 de diciembre. Después de la proyección, el director Sergio Oksman, acompañado de un representante de la distribuidora Márgenes, ofrecieron a los espectadores un coloquio abierto a las preguntas que pudieran surgir. Aquí Oksman señaló que pese a ser padre e hijo en la vida real y partir de la auténtica experiencia vital entre ellos, O Futebol no es una historia autobiográfica, ni siquiera terapéutica. Es simplemente el reflejo dramatizado a través del montaje audiovisual de la relación que ellos tuvieron, sin un guion de partida. O Futebol es el resultado de 50 horas de grabación de diálogos improvisados entre este padre incapaz de asumir la paternidad y su hijo. Fue desde luego un buen rato, perfecto colofón después de ver esta original historia. Estas iniciativas son de las que hacen cine.
lunes, 14 de diciembre de 2015
Conociendo a Raul Seixas
A veces por suerte o por obra del puro azar resulta que conoces a un músico que es leyenda allí donde hizo carrera, es cuando uno desarrolla la genuina sensación de haber descubierto América en pleno siglo XXI. Con Raul Seixas así ha sido el caso. Un compañero de trabajo viaja a Brasil de vacaciones y comparte los descubrimientos conocidos, Raul Seixas en graffitis, en conversaciones con la que se encontraba durante el viaje, en la música que suena a través de una emisora de radio local. Hablamos de uno de los pioneros del rock en Brasil con una peculiar trayectoria que, desgraciadamente, tiene un trágico final.
Nacido en 1945 en Salvador de Bahía, Raul Seixas se inicia en la música por influencia de Elvis, Bill Halley, Joao Gilberto y Luiz Gonzaga. Muy joven formó Os Panteras donde tocaban una original mezcla de rock clásico con 'baiao', interpretando las canciones de Gonzaga. Raulzito e Os Panteras fue el primer disco que publicó Seixas con su grupo, con textos basados en cuestiones filosóficas, el álbum fue un completo fracaso. Esto fue en 1968, ya en los 70 Seixas conoció a Paulo Coelho quien participará en la composición de los futuros éxitos musicales de Seixas. A lo largo de esta década fue cuando vieron la luz las mejores canciones del músico brasileño. En los 80 la producción musical de Seixas se vio afectada por problemas de salud y con las compañías discográficas, aun así cosechó nuevos hits como Cowboy Fora-Da-Lei y Capim-Guiné. En 1989 se asoció con Marcelo Nova -creador del grupo punk Camisa de Venus- y juntos lanzaron el álbum Panela do Diabo. La gira que acompañó al disco debilitó todavía más la maltrecha salud de Seixas, falleciendo el 21 de agosto de 1989.
Del cancionero de Seixas sorprendente la extraordinaria heterogeneidad y versatilidad de sus composiciones. Al Capone es un rock and roll clásico; Gita podría perfectamente formar parte de la banda sonora de las películas míticas de los 70; O Trem Das 7 es una canción realmente épica; A Maça nos revela un Seixas ensoñador con un cierto toque beetleiano; Eu Também Vou Reclamar es un tema abierta y agradablemente country ¿qué tal habría quedado añadiendo un banjo? Seixas también tiene canciones chirriantes, irritantes, como es el caso de Mosca Na Sopa.
O Homem, Dentadura Postiza, Sociedade Alternativa, Metamorfose Ambulante... tantos buenos temas y tan poco espacio en un solo post, dan para crear un blog temático, no en vano fueron veinte largos años de música los que nos ha dejado Raul Seixas marcados por su voz a veces rasgada y susurrante. Su temprana y desgraciada muerte le convirtió en un mito en Brasil.
*Los datos de la biografía de Raul Seixas de este post han sido obtenidos de su perfil en AllMusic.com
lunes, 7 de diciembre de 2015
El Puente de los Espías, de Steven Spielberg
Buen ejercicio de memoria nos ha dejado Steven Spielberg, hace apenas 60 años medio mundo temía al otro medio, el miedo a la destrucción total estaba instalado en cada hogar norteamericano y europeo a ambos lados del Telón de Acero. James Donovan (Tom Hanks) es un abogado especializado en el mundo de los seguros, su prestigioso bufete es elegido por el Gobierno de los EE.UU. para que el espía soviético Rudolf Abel (Mark Rylance) tenga una defensa que todo acusado debe tener, como su Constitución garantiza. Donovan decide aceptar el caso porque sus firmes convicciones así se lo exigen, porque todas las personas tienen derecho a un juicio justo; dice que sí en contra de la opinión de su familia, de sus vecinos, de su país entero que no entienden qué defensa debe tener un individuo que aspiraba a acabar con su modo de vida.
Spielberg, después de tocar la II Guerra Mundial con Salvar al Soldado Ryan y La lista de Schlinder nos introduce ahora en la Guerra Fría, la que él mismo vivió de niño. De la película destaca cómo está construido el personaje de Tom Hanks, actor siempre convincente. Donovan se mantuvo fiel a sí mismo y a sus convicciones a pesar de la extraordinaria presión que tuvo que soportar. La gran interpretación de Mark Rylance es otro de los puntos a favor de esta película, frío, calculador pero consciente de lo que hacía y de las consecuencias que le podía acarrear. La historia transcurre durante dos largas horas en las que el espectador está casi constantemente en tensión, lo que no impide dejar buenas perlas de humor, a veces negro a veces surrealista, no en vano el guion está firmado por Matt Charman y los hermanos Coen. Por contra, en El Puente de los Espías chirría el buenismo norteamericano respecto a sus detenidos frente a los eficaces métodos soviéticos para hacer hablar al más pintado.
Así pues estamos ante una nueva historia del sentido del deber y de la responsabilidad cuando todo está en contra, cuando nada invita a ser consecuente, la conciencia contra el pragmatismo. La película está basada en hechos reales, reconforta saber que cuando el mundo está al borde del abismo hay gente que sabe mantenerse fiel al sentido común. Como en toda película de semejante calibre económico, da gusto ver la escenografía, el vestuario, la decoración, la iluminación -ni una sola sombra fuera de su sitio-, los matices sonoros... En definitiva, El Puente de los Espías es una buena película que deja en su secuencia final una buena reflexión.
miércoles, 2 de diciembre de 2015
Space Sessions: Songs From a Tin Can
Hace apenas unas semanas salió a la venta el disco que el astronauta y Coronel de la Aviación de Canadá Chris Hadfield compuso y grabó a lo largo de su estancia en la Estación Espacial Internacional con única la ayuda de su guitarra y su Garage Band, software básico de grabación musical incluido de serie en los ordenadores Apple. En una entrevista concedida a la CTN de Canadá Hadfield explica que su intención no es otra que la de contar a través de sus canciones cómo es la vida y las sensaciones que se experimentan en una nave espacial, una vivencia única que cambia a quien logra realizarla.
De las 11 canciones del disco destacan la alegre Feet Up, narra cómo es eso de vivir sin gravedad, Caroline es una balada realmente conmovedora. Sesentera, muy del Elvis de Las Vegas es Window of my mind. Space Lullaby es una preciosa nana. Con Ride That Lighting se hace un hueco el sonido de los Stones. Como bonus track viene el cover de Bowie de Space Oddity con la letra ligeramente adaptada a las circunstancias, con el que Hadfield se dio a conocer en el mundo que él veía desde una claraboya de la Estación Espacial Internacional.
El álbum roza el folk, se nutre del country, a veces es pop, a veces es rock. Es posible que no sea el mejor disco de la historia, que Hadfield no tenga la mejor voz del universo, pero lo innegable es que el disco demuestra el profundo amor que el Coronel tiene por la música. El astronauta dedicó el tiempo libre que tenía en una nave espacial para componer estas doce canciones y para rodar un videoclip hecho con un respeto casi reverencial por el tema original de Bowie. Parte de los beneficios están destinados al fomento de la educación musical en Canadá.
miércoles, 25 de noviembre de 2015
El Previo del Clásico
El
pasado sábado se celebró el Clásico entre el Real Madrid y
el Barcelona y como corresponde a la ocasión, hubo cientos,
miles de previos alrededor del Santiago Bernabéu y por medio
planeta, si atendemos a las cifras mundiales de audiencia que tuvo el
partido. Por previo los aficionados entendemos esa reunión social
que tiene lugar horas antes del comienzo de un partido de fútbol
y dados los horarios que tienen éstos ahora, puede celebrarse desde
la hora del aperitivo hasta la de la cena o la de las copas después
de la cena, nunca se sabe, la amabilidad, compresión y tacto de la
Liga de Fútbol Profesional hacia el socio y abonado es infinita.
El pasado sábado, como digo, muchos aficionados nos reunimos en las inmediaciones del Bernabéu. En particular, el previo al que asistí tuvo como titulares los siguientes temas: el horror de París, el estado de alarma en Bélgica, los terroristas suicidas, Isis, las medidas de seguridad desplegadas para el partido, el tiempo necesario para ocupar nuestras localidades, todos estamos expuestos a una situación así, nadie está seguro pero hay que continuar con la vida diaria... Se habló de todo menos de fútbol. A todo esto hay que sumar la llegada repentina del invierno luego del final de verano tan prolongado que se ha vivido en Madrid, a muchos nos cogió desprevenidos y estuvimos comprando papeletas para un buen catarro.
Aproximadamente una hora y media antes del partido, el autocar de los jugadores del Real Madrid llegó al estadio, este es un punto de inflexión en el previo porque aquí es donde se terminan de encender los ánimos y se crea el ambiente necesario para afrontar un partido como este. Pues bien, la bienvenida de la afición fue como poco gélida, parte de la hinchada, apremiada por las medidas de seguridad, ya se encontraba dentro del Bernabéu, el gentío que se concentró en la Plaza del Sagrado Corazón se quedó con las ganas ya que el autobús apenas se dejó ver, pasó rápidamente al aparcamiento.
Ya dentro del estadio, la fiesta y el ambiente duraron hasta el primer gol visitante, no hubo más. Este partido se ha convertido en una atracción turística más de la Capital. Por ello, el graderío está poblado en gran parte por visitantes ocasionales provistos de sus camisetas oficiales, de sus tablets y de sus cámaras de fotos. Ojo, tiene mucho mérito haber nacido muy lejos y sentirse identificado con un equipo que juega a miles de kilómetros de donde uno vive, es elogiable también que se dejen esa cantidad de dinero para venir y ver el partido in situ, pero la consecuencia de todo esto es que el Bernabéu no es el Bernabéu. El madridista de toda la vida deja sitio al turista que puede permitirse pagar una suma considerable de dinero por una entrada. Es lo que hay. El pasado sábado, nada invitaba al optimismo y así fue para el madridismo.
miércoles, 28 de octubre de 2015
Low fueron con todo en el Lara
Tremendo concierto el del pasado lunes en el Teatro Lara por parte de Low. Lo cierto es que el recuerdo de 2005, con el magnífico The Great Destroyer y el paso de su gira de promoción por Madrid de este disco, por la antigua Sala Arena hizo que quien esto escribe esperara este pasado lunes un concierto como aquel, canciones duras, largas e hipnóticas mezcladas con el rock y casi pop que albergaba aquel álbum de 2005. Diez años después no hubo concesión alguna, si acaso What Part Of Me y Lies de su último disco recién lanzado Ones & Sixes. Low fueron con todo, tal y como es su sonido, tal y como son ellos.
Lo cierto es que el concierto tuvo mucha intensidad. Imaginaba a un posible espectador que no supiera de qué iba aquello, tuvo que flipar ante aquel muro de sonido, de distorsión, de tristeza hipnótica, de guitarras enfurecidas. Tremendas fueron las versiones de Monkey y Pissing, esta última en especial. Sparhawk daba la impresión de estar tan metido en la ejecución que daba un poco de reparo toda esa concentración. Quizá por esta misma intensidad el público, aparte de los unánimes aplausos tras las canciones, apenas acertaba a hacer alguna exclamación ante los primeros acordes de un nuevo tema para después quedar sumido en el silencio. Alguien se atrevió a decir un tímido thank you desde el patio de butacas del Lara, respondido con un leve gesto del cantante. Alan Sparhawk, hasta casi los bises no se dirigió a los espectadores, dio las gracias por tanto recibido durante tanto tiempo y deseó que los allí presentes, al salir, siguiéramos nuestro camino en paz.
Fue un concierto duro, en el sentido de implacable. Lo ingenuo con Low es esperar que toquen en directo Just Stand Back, California o Step. Aunque esta es una de sus caras, Low, creo, es Sparhawk haciendo sonar increíblemente a su guitarra, es Mimi Parker ejecutando el ritmo implacable mientras susurra con su gran voz al micro, es Steve Garrington tocando el bajo como un clavo, ellos son canciones distorsionadas, eternas, a veces plúmbeas, a veces rocosas, siempre buenas, siempre con algo que descubrir en ellas. Ellos son Low.
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lunes, 26 de octubre de 2015
Escenas de la vida conyugal, Teatros del Canal
Desde el pasado 21 de octubre hasta el próximo 15 de noviembre va a estar en el cartel de los Teatros del Canal de Madrid esta obra de Ingmar Bergman en la versión de Fernando Masllorens y Federico González del Pino. Ricardo Darín y Érica Rivas están en el escenario bajo la dirección de Norma Aleandro.
En principio esta es una buena oportunidad la de ver sobre el escenario a un grande de la interpretación como es Ricardo Darín, acompañado de la novia despechada de la fenomenal Relatos Salvajes, también con participaciones en películas como Tetro y Diarios de Motocicleta: Érica Rivas, pero... la obra es una sucesión de escenas de la vida conyugal, sin más, aunque hay buenos golpes de humor, que los hay, lo cierto es que la versión termina resultando intranscendente, larga, cargada de tópicos... pesada en definitiva.
Si los dos actores que están en el escenario son muy buenos y contrastados, el autor es quién es... ¿qué puede fallar en Escenas de la vida conyugal? El caso es que al espectador, al menos a este, el texto le llegó a sacar de la trama, son casi dos horas de dar vueltas sobre ahora te quiero ahora no, lo que hice o dejé de hacer, sobre el no puedo estar contigo ni sin ti... 120 minutos son muchos para tener a los espectadores en tensión, metidos en la narración. El caso es que quien esto escribe se descubrió a sí mismo varias veces a lo largo de la función mirando al techo o pensando en la cena posterior a la representación. Hay momentos de humor, buenos golpes, el público se ríe abiertamente con ellos, pero la sensación que queda al final es que el texto interesa poco o nada. Una lástima, quería que me gustara.
Por si alguien del Teatro del Canal llegara a leer este post, por favor suban un poco la amplificación, los espectadores de las butacas superiores lo agradecerán. El sonido llegaba justo, muy justo, las inevitables toses (empieza un espectador y acaba todo el teatro tosiendo) o cualquier mínimo ruido y ya no se escuchaba el diálogo.
viernes, 23 de octubre de 2015
Cómo ser John Malkovich
Original, surrealista, inquietante, divertida, extraña, así es Cómo ser John Malkovich, película de Spike Jonze, con guión de Charlie Kaufman y protagonizada por John Cusack, Cameron Díaz, Catherine Kenner y claro, John Malkovich.
Un titiritero, -John Cusack- con gran talento en su oficio pero con poco reconocimiento, consigue un trabajo después de que su estrafalaria mujer -Cameron Díaz- le obligara a buscarlo. Todo consiste en aprovechar su habilidad con las manos para manejar las marionetas para archivar documentos a la mayor velocidad posible en la empresa del Dr. Lester (Orson Bean). La oficina está en la planta 7 y 1/2 de un edificio de oficinas de Manhattan, para acceder a ella hay que parar el ascensor justo a medio camino entre el 7º y el 8º piso, además hay que caminar en sus pasillos y despachos encorvado, porque el techo está apenas a metro y medio de altura. Todo en esta oficina es extraño. En su nueva empresa, el titiritero conoce, y se enamora, de Maxine, Catherine Kenner. Un día, por casualidad, Craig, el titiritero, descubre un misterioso y angosto túnel, que lleva directamente a ser John Malkovich.
¿Malkovich? Malkovich ¡Malkovich!
Sorprendente y original película. Lo primero que llama la atención es que el propio John Malkovich se haya prestado a esta historia, presentarse así ante el público. El principal mérito que tiene esta cinta es que lo mismo remueve al espectador en su asiento como le hace partirse de risa como hace reflexionar sobre el hecho de ponerse en la piel de otra persona, sobre la realidad virtual (la película es de 1999, conviene recordarlo en este sentido). No en vano, catorce años después, el propio Jonze dirigirá Her, revisión de las futuras relaciones de las personas con el software. Aparte de todos estos detalles, Cómo ser John Malkovich tiene numerosos cameos, ay Charlie Sheen, su estética la declara hija de su tiempo, los años 90, y la narración está ligada con un toque absurdo y surrealista que no hace más que crecer el encanto hacia esta película.
Vean Cómo ser John Malkovich y si así lo desean, dejen su comentario aquí abajo.
miércoles, 21 de octubre de 2015
Raúl, Raúl, Raúl, Raúl
Desde que hace unos días Raúl anunciaba su retirada definitiva como futbolista profesional, no por ser esperada y lógica es menos triste, pensaba en el mejor gol que había marcado, de entre todos ellos uno que reflejara cómo era, es todavía, en el césped. Afortunadamente los madridistas disfrutamos muchas dianas suyas y de todos los colores, desde los que son realmente espectaculares a los que delataban su condición de estratega: cómo colocarse, cómo buscar el hueco, estar donde nadie estaba o donde nadie llegaba. Muchos de sus detractores le reprochaban que fuera un goleador que sólo la empujaba a la red, algo así como un palomero, como si esperar el fallo del rival -o provocarlo- o estar colocado en el sitio indicado fuera fácil.
Sin duda alguna, uno de ellos fue el de su debut en el Bernabéu con el primer equipo en Liga, ni más ni menos que contra el Atleti, todo un golazo, por ser el primero quizá sea de los mejores. También podría ser el que marcó al Rayo en 2001para aprender a no perder nunca la referencia de la portería. Otros podrían ser el que marcó al Barcelona en las semifinales de la Copa de Europa del año 2002, o el que marcó en el Vicente Calderón luego de haberle roto la cintura a López en 1997, pero no, creo que el gol que mejor refleja cómo era Raúl en el campo fue su gol en la final de Glasgow: desmarque, prodigioso saque de banda de Roberto Carlos de casi 30 metros, sin perder de vista el balón Raúl, con un solo y preciso toque, pone el balón fuera del alcance del portero del Leverkusen. Inteligencia, toque, siempre atento para provocar y aprovechar el fallo del rival, conocimiento del juego, es decir, Raúl. Otro aspecto que define a Raúl con este gol es que todo el mundo relaciona la Novena Copa de Europa con la volea mágica de Zidane, pero pocos reparan en que el gol de Raúl fue tan importante para el triunfo como el del gran jugador francés y nunca se le ha escuchado una reivindicación en este sentido.
Muchos critican que Raúl era de tal forma, o de aquella, que hacía y deshacía a su antojo tanto en el Real Madrid como en la Selección Española. Muchos deben haber estado en el vestuario del Bernabéu o en las concentraciones de la Selección, tal es la seguridad con la que hablan de Raúl. El hecho objetivo, lo que hemos visto todos durante quince temporadas es que Raúl ha sido un futbolista ejemplar, leal en el césped, de comportamiento deportivo casi intachable. Como aficionado madridista sabía que cuando jugaba Raúl la camiseta iba a ser honrada, sabía que se iba a esforzar al máximo, sabía que si tocaba perder, con él en el campo, el equipo rival lo iba a tener muy crudo. El hecho objetivo es que nadie del mundo del fútbol habla mal de él.
Si bien el público habitual del Bernabéu, tan cainita con sus propios jugadores, le mostró el respeto que otros mitos madridistas no han disfrutado, muchos no le perdonaron que dejara de ser un 9 en todas las facetas del juego para ser un 8 y eso para algunos es casi un insulto, una osadía que no se puede permitir. Así, Raúl se despidió del Madrid un día de verano de 2010, con cuatro despistados que pasaban por Concha Espina ese día, rumbo al Schalke 04. En tan solo dos temporadas, los hinchas del club azulón asumieron a Raúl como un héroe, le quisieron allí abierta y públicamente, agradecidos porque el jugador madrileño colaborara activamente en llevarles a las semifinales de la Copa de Europa de 2011 y a ganar la Copa de Alemania ese mismo año. Al final de la siguiente temporada, el Schalke dedicó una despedida tan cariñosa, sencilla y emotiva a Raúl que hizo que al madridismo se le cayera la cara de vergüenza. Se puso remedio a esta situación y el equipo catarí que fichó a Raúl después de su aventura alemana, fue invitado al Trofeo Santiago Bernabéu. Fue algo precipitado, pero se hizo y Raúl pudo despedirse de los madridistas en su estadio, lleno, dando la vuelta de honor y saludando en el centro del campo, como se despiden los héroes.
Raúl deja el fútbol, para quienes le vimos desde su primer partido al último, se nos va parte de nuestra vida como futboleros. El 31 de octubre, el New York Cosmos, postrer parada de Raúl, al finalizar la temporada regular de la NSL, le dedicará una despedida muy especial a él y a Marcos Senna. Ya en noviembre, le queda el reto de llevar a su equipo a ganar el campeonato, cuando empiezan los playoffs. Es su último reto, no duden que se dejará la piel en conseguirlo. Y es que Raúl es muy grande, irrepetible.
lunes, 19 de octubre de 2015
La belleza del piano de Roy Bittan
Aunque hayas escuchado cientos, miles de veces una canción, hasta que no la oyes mil y una veces no reparas en ciertos detalles, en determinados matices sonoros que quedan ocultos de un primer plano o que simplemente se pierden en las compresiones cutres que tanto escuchamos hoy en día en unos incrustados mini cascos en las orejas, que no en los oídos. ¿Qué ha sido de los equipos Hi-Fi y de los monitores de tres vías? Revisando la discografía de Bruce Springsteen uno nunca llega de verdad a valorar la belleza de las introducciones que interpreta Roy Bittan con su piano en numerosos himnos de la E Street Band. Aquí vienen tres ejemplos.
Backstreets, Born to Run, 1975
Apenas acompañado de unos acordes del bajo y unos esporádicos de guitarra, durante 49 interminables y gloriosos segundos, el piano de Bittan nos invita a entrar en esta canción, desgarradora historia de culpas y verdades. Muy destacables son los contrapuntos con los que apoya la letra. 6:30 dura esta canción, merece la pena dejarse llevar por ella.
Point Blank, The River, 1980
Lejos de la épica de Backstreets, en este caso las notas de Bittan agitan los versos de Springsteen en esta inquietante canción, integrada en The River. Ahora, el protagonismo instrumental recae en el áspero sonido de la guitarra, pero queda una nueva intro de Bittan para el recuerdo, otra invitación a entrar en la narración.
I'll work for your love, Magic, 2007
Después del desierto de los años 90 en lo que respecta a la E Street Band y después del fallido The Rising, Springsteen recupera el pulso clásico con su banda en Magic, lanzado el 2 de octubre de 2007. Aquí, Roy Bittan nos lleva de la mano de sus teclas a un hit abiertamente pop, una gran canción, sin duda. Merece la pena escuchar los acentos del piano de Bittan contra los del órgano de Danny Federici mientras la armónica aúlla entre las estrofas.
Son sólo tres canciones elegidas entre cientos, pero buena muestra de la importancia de Roy Bittan en el sonido de la E Street Band. Para cerrar el post, hablando de la magia, épica y de grandes canciones de Bruce Springsteen y el piano de Roy Bittan, les dejo con este clásico, una interpretación que pone el nudo en la garganta al más pintado.
viernes, 16 de octubre de 2015
No puede ser, Atticus no
Aviso para lectores interesados en leer Ve y pon un centinela, este post contiene spoilers de la novela, si pretende leerla, no siga por favor.
El listón estaba muy alto respecto a este personaje, es la sensación que al parecer, hemos tenido muchos al terminar de leer el libro de Harper Lee. Esperábamos que en esta e inesperada ocasión que nos ha brindado Ve y pon un centinela, Atticus Finch nos diera otra lección de cómo nadar contra corriente, de dignidad, de sabiduría, de saber estar y plantar cara, de defender al débil de la jauría.
Scout, una mujer adelantada a su tiempo
Ve y pon un centinela se sitúa cronológicamente años después de lo acontecido en Matar a un ruiseñor. Jean Louise Finch, Scout, es ahora una joven que trabaja en Nueva York y aprovecha sus vacaciones para ir a ver a su familia en Maycomb, Alabama. Durante buena parte la novela es narrada en flashbacks, cómo era la vida en ese pueblo sureño de los Estados Unidos, con ciertas dosis de nostalgia. Aunque para el lector queda la sensación de que nada está pasando, quedan reflejos y pinceladas de Scout, de su fallecido hermano Jem, de su eterno pretendiente Henry, del chalado de su tío Harry, de la solterona y puritana tía Alexandra, del Sur y su modo de vida. Ese quizá es el principal fallo de Ve y pon un centinela, ver que pasan las páginas, pero nada transcendente ocurre, es como si estas pequeñas narraciones de la infancia pertenecieran a otra obra, a otra historia.
Atticus Finch, no puede ser verdad
Si esto es así, las últimas 70 páginas son no tanto como vertiginosas, pero casi. Habiendo soltado el anzuelo muy pronto, Harper Lee nos hace esperar hasta el final para llegar hasta el choque que estábamos esperando y el que desconcierta, descoloca, angustia y casi asfixia a todos aquellos para quienes Atticus Finch era un héroe. En el fondo, Finch padre alberga inquietudes racistas, pretende hacer creer que los negros van demasiado rápido y no están preparados para ciertas cosas, resulta que ha asistido a reuniones del Klan, se supone que para conocer a los integrantes desde dentro y saber quiénes son, como si en una pequeña localidad no se conociera todo el mundo, Atticus Finch es un racista por vía del pragmatismo. Por contra, resalta la valentía de Harper Lee por desarrollar un personaje como Scout, mujer independiente en los años 50 del siglo XX, vive sola en una gran ciudad, trabaja y va al puritano y ultra conservador Sur que pretende vivir bajo los cánones que le llevaron al desastre.
En general, más allá de la profunda decepción del giro que sufre el héroe de Matar a un ruiseñor, Ve y pon un centinela es una buena novela. Reflejo de un mundo que lucha por sobrevivir y otro que intenta cambiar lo establecido, este libro era la primera versión de Matar a un ruiseñor que, con acierto, el editor sugirió cambiar las tramas y los personajes, puso en la narración la injusticia que hace surgir al mito. Siempre nos quedará el primer Atticus Finch, Harper Lee debería saber que Gregory Peck, quien ganó el Óscar al Mejor Protagonista en 1963 por su trabajo en la adaptación al cine de la novela, no interpreta a cualquier personaje.
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