En Textos de Amor y Odio se habla de cine, literatura, música y de fútbol. La intención no es otra que crear debate y ofrecer pistas que pueden ser interesantes para el lector. Entren libremente, marchen sin novedad y dejen algo de la felicidad que traen.
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viernes, 16 de octubre de 2015
No puede ser, Atticus no
Aviso para lectores interesados en leer Ve y pon un centinela, este post contiene spoilers de la novela, si pretende leerla, no siga por favor.
El listón estaba muy alto respecto a este personaje, es la sensación que al parecer, hemos tenido muchos al terminar de leer el libro de Harper Lee. Esperábamos que en esta e inesperada ocasión que nos ha brindado Ve y pon un centinela, Atticus Finch nos diera otra lección de cómo nadar contra corriente, de dignidad, de sabiduría, de saber estar y plantar cara, de defender al débil de la jauría.
Scout, una mujer adelantada a su tiempo
Ve y pon un centinela se sitúa cronológicamente años después de lo acontecido en Matar a un ruiseñor. Jean Louise Finch, Scout, es ahora una joven que trabaja en Nueva York y aprovecha sus vacaciones para ir a ver a su familia en Maycomb, Alabama. Durante buena parte la novela es narrada en flashbacks, cómo era la vida en ese pueblo sureño de los Estados Unidos, con ciertas dosis de nostalgia. Aunque para el lector queda la sensación de que nada está pasando, quedan reflejos y pinceladas de Scout, de su fallecido hermano Jem, de su eterno pretendiente Henry, del chalado de su tío Harry, de la solterona y puritana tía Alexandra, del Sur y su modo de vida. Ese quizá es el principal fallo de Ve y pon un centinela, ver que pasan las páginas, pero nada transcendente ocurre, es como si estas pequeñas narraciones de la infancia pertenecieran a otra obra, a otra historia.
Atticus Finch, no puede ser verdad
Si esto es así, las últimas 70 páginas son no tanto como vertiginosas, pero casi. Habiendo soltado el anzuelo muy pronto, Harper Lee nos hace esperar hasta el final para llegar hasta el choque que estábamos esperando y el que desconcierta, descoloca, angustia y casi asfixia a todos aquellos para quienes Atticus Finch era un héroe. En el fondo, Finch padre alberga inquietudes racistas, pretende hacer creer que los negros van demasiado rápido y no están preparados para ciertas cosas, resulta que ha asistido a reuniones del Klan, se supone que para conocer a los integrantes desde dentro y saber quiénes son, como si en una pequeña localidad no se conociera todo el mundo, Atticus Finch es un racista por vía del pragmatismo. Por contra, resalta la valentía de Harper Lee por desarrollar un personaje como Scout, mujer independiente en los años 50 del siglo XX, vive sola en una gran ciudad, trabaja y va al puritano y ultra conservador Sur que pretende vivir bajo los cánones que le llevaron al desastre.
En general, más allá de la profunda decepción del giro que sufre el héroe de Matar a un ruiseñor, Ve y pon un centinela es una buena novela. Reflejo de un mundo que lucha por sobrevivir y otro que intenta cambiar lo establecido, este libro era la primera versión de Matar a un ruiseñor que, con acierto, el editor sugirió cambiar las tramas y los personajes, puso en la narración la injusticia que hace surgir al mito. Siempre nos quedará el primer Atticus Finch, Harper Lee debería saber que Gregory Peck, quien ganó el Óscar al Mejor Protagonista en 1963 por su trabajo en la adaptación al cine de la novela, no interpreta a cualquier personaje.
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