Ifni,
una pequeña franja de de tierra en el suroeste marroquí fue la
última, más bien la penúltima, aventura colonial española, ya que
el Sáhara Occidental todavía siguió siendo nuestro hasta 1975,
como es sabido. Manuel Chaves Nogales escribió en 1934 para el
diario Ahora una serie de crónicas y entrevistas que están
recogidas en este libro que edita Almuzara.
Aunque la
concesión de este territorio a España mediante tratados
internacionales data de 1860, no fue hasta 1934 cuando el Gobierno de
la República decidió hacer efectiva la toma de posesión de este
territorio. A partir de un accidentado viaje de ida, donde el avión
que traslada al periodista y a un fotógrafo del periódico se ve
obligado a aterrizar en el Marruecos francés, Chaves radiografía el
estado de aquellas tierras con tres ejes centrales: la posible
localización de presuntos supervivientes del desastre de Annual que
varias fuentes aseguran están prisioneros en Marruecos, dando así
esperanzas a las familias de los soldados desaparecidos; el
accidentado desembarco de las tropas españolas y las gestiones
necesarias hechas por las mismas para hacerse con el control del
territorio.
Lo cierto es que el lector de Ifni,
la última aventura colonial española
puede hacerse idea de cómo era la vida en aquel remoto enclave
africano, la convivencia de los militares españoles con las tribus
nativas y con la potencia colonial vecina, Francia. No faltan en este
libro referencias al Sáhara Occidental además de ofrecer claves
para entender nuestra relación con el futuro Reino de Marruecos.
Ifni, después de una guerra nunca reconocida pasó definitivamente a
manos de Marruecos en 1969.
Una
tarde de verano en un pueblo cualquiera. En sus calles hay pequeñas
casetas de madera donde venden libros usados. Hay vicios que le
vencen al bloguero y este es uno de ellos. Lo que suele ocurrir en
esta ocasiones es salir con las manos vacías después de bucear
entre los volúmenes allí depositados, pero en esta ocasión el
título de Cuentos
del Uruguay
arropado por los colores de la mítica Colección Austral de la
editorial Espasa Calpe. Las hojas del libro presentan un color
amarillento historiado que anuncian una edición del año 1945 e
impresión en Buenos Aires. Demasiado tentación al módico precio de
2 euros.
Luego de la introducción, a cargo del autor, donde se
advierte de las peculiaridades de los cuentos y del vocabulario
empleado en la narración, el lector se mete de lleno en las
narraciones. En Cuentos del Uruguay predominan las historias
protagonizadas por gauchos, cuentos basados en supersticiones, en la
vida dura del campo, encontramos historias de bailes de salón donde
los pretendientes luchan por su amada, leemos sobre ajuste de cuentas
entre bandidos y los agentes de la ley, sobre timbas y apostadores
tramposos e incluso encontramos espacio para la ternura infantil en
esta colección de cuentos. Llama la atención el vocabulario
empleado por Silva Valdés en sus narraciones aunque cabe señalar
que la edición presenta un breve diccionario en sus páginas
finales. Por otro laso, en Cuentos del Uruguay podemos apreciar la
evolución de la ortografía del castellano encontrando signos de
puntuación que se hacen muy extrañas hoy en día.
Fernán
Silva Valdés (Montevideo 1887- 1975) cuenta entre sus obras Agua
del tiempo,
con el que arrancó el movimiento denominado Nativismo, por cómo se veían
reflejadas en sus páginas los mitos y costumbres propias del
Uruguay. Poemas
nativos, Intemperie, Los romances chúcaros,
todas ellas hicieron de Silva Valdés un escritor reconocido. Según
la página buscabiografías.com, el autor de Cuentos
del Uruguay tiene
además registrados a su nombre 83 títulos entre tangos y canciones
criollas. Si algún día Cuentos del Uruguay se cruza en sus vidas,
no dejen pasar la oportunidad de sumergirse en sus páginas.
Hay
algo digno de admiración al ver a una persona de 88 años trabajando
en lugar de estar disfrutando del tiempo libre y es el hecho de ver
cómo alguien ha tenido la suerte de dedicarse profesionalmente a lo
que le realmente le gusta y sabe hacer bien. Este es el caso de Clint
Eastwood y el cine, a ciencia cierta que es así.
Eastwood ha
sabido aprovechar el guion de Nick Schneck y Sam Dolnik para bordar
el personaje de Earl Stone, cuya peripecia está basada en hechos
reales que fueron recogidos en un artículo publicado en el New York
Times. Mula cuenta la historia de un anciano que descubre demasiado
tarde lo que es realmente importante en la vida. Arruinado y
rechazado por su propia familia, encuentra en el dinero el motivo
para intentar recuperar el tiempo perdido.
Mula no es la mejor
película que Eastwood haya podido dirigir o interpretar, pero lo
cierto es que es una cinta con encanto que incluye buenas dosis de
humor, a veces negro. La ternura también encuentra su hueco a través
de los buenos secundarios que acompañan a Eastwood en esta cinta,
como Dianne Wiest, quien interpreta a la ex mujer de Earl.
Nos
llevamos sorpresas con los actores que dan vida a los miembros de la
banda que le proporciona a Stone el método para ganar una buena
cantidad de dinero de forma rápida: en la transformación que sufren
sus personajes y al descubrir los rostros de quienes los encarnan. En
definitiva, ojalá Eastwood tenga en tiempo suficiente para dejarnos
más buenas historias como Mula y ampliar así su filmografía. Se lo
tiene ganado... el puto
Clint Eastwood.
El
dolor de los demás
fue uno de los fenómenos editoriales del pasado año 2018. Basado en
la propia experiencia del autor, ha contado con al favor de la
crítica y elogios muy notables, como el que le dedica Enrique
Vila-Matas y que además luce en las solapas del libro, como no puede
ser de otro modo.
La historia entra a los ojos del lector a
quemarropa. Es el día de Nochebuena de 1995, en un tranquilo y
familiar barrio ubicado en la huerta de Murcia es encontrada muerta
en su habitación una joven vecina. Nicolás, hermano de la
fallecida, ha desaparecido y además es el mejor amigo desde la
infancia de Miguel Ángel, el protagonista de la novela. Pronto todos
los indicios indican que el asesino es el propio Nicolás, quien
aparece muerto horas más tarde en el fondo de un barranco.
Mediante
continuos saltos en la línea temporal entre la infancia de Nicolás
y Miguel Ángel, las fatídicas navidades del 95 y el presente,
Hernández va trenzando una narración que sorprende al lector por el
rumbo que va tomando la historia. Y es que el mérito de El
dolor de los demás
está en cómo lo que se espera en un principio se va convirtiendo en
un espeso mar de interrogantes que acaba implicando al lector
haciéndole de esta manera reflexionar y formularse a sí mismo unas
cuántas preguntas.
La lucha entre dos mundos, el coste de
desenterrar fantasmas del pasado, las relaciones familiares, el peso
de la educación y la religión, la culpa y el desarraigo son algunos
de los ítems en los que se desenvuelve El
dolor de los demás.
La novela, tercera de Miguel Ángel Hernández después de Intento
de escapada
y El
instante de peligro
está editado por Anagrama, dentro de la colección Narrativas
hispánicas
y llegó a las librerías en mayo de 2018.
Alejandro
Caja acaba de publicar su primer libro, se trata de un extenso
poemario y de cuentos con el peculiar título Si
puta por los rincones.
Caja, personaje inquieto dentro del mundo de la cultura: promotor de
conciertos, traductor de letras de canciones, bloguero y esporádico
colaborador de grandes espacios radiofónicos, entre otras actividades, se lanza a la primera
aventura editorial.
Sobre la calidad de sus versos opinarán
los entendidos en poesía, quien esto escribe no lo es, para su
desgracia. Aun así, uno no puede sentirse más identificado con las
estrofas que escribe Caja en el poema titulado Mi
vida:
Qué
gran estupidez tener solo una vida
y haber
de dedicarla -qué brutal prosaísmo-
a
ganar el sustento y -con pena de uno mismo-
haber de malgastarla currando, cada día
Versos,
ripios, rimas consonantes y asonantes que destilan selectas
referencias musicales, sutiles pinceladas de humor, elegías a la
soledad, a la amistad y al rocanrol
completan
el poemario de Si
puta por los rincones.
©Caja de Música (Blog and Roll)
Entrando
de lleno en la prosa nos encontramos con Nevermore,
uno de los mejores relatos del libro. Caja narra con maestría en
apenas una página y media el Madrid que desaparece
irremediablemente, bares castizos de olor a plancha, solysombras
desde tempranas horas y serrín en el suelo, de barras de formica y
sillas de esqueleto de hierro, tan duras de doblegar como la
parroquia que asienta sus traseros en ellas, bares que cierran para
dejar paso a la franquicia y a la uniformidad que te lleva a darte
cuenta de que es igual pasear por una calle de Londres que de París,
Roma o Nueva York.
En este sentido, podemos leer también
Compañeros
de castellanas
donde aparecen personajes malasañeros que también tienden a
esfumarse por el avance de las agujas del reloj. Se trata de las
andanzas de Aldo Montenegro contadas por el trapicheador Musa, que
llevan a recordar a esos chulos de barrio de lenguaje fetén, aliento
anisado y carácter bronco. Tanto
Compañeros de castellanas
como la inquietante ¿Susana?
Cuento de Navidad
fueron publicados con anterioridad en la revista cultural
Drugstore.
Decíamos antes que Alejandro Caja colabora
esporádicamente en la radio, concretamente en el programa Islas de
Robinson, de Radio 3. Precisamente, en la edición del pasado 4 de febrero Caja
fue el invitado de Luis dB y allí explicó los pormenores de Si
puta por los rincones,
desde el peculiar título del libro, el proceso de creación del
mismo y, por supuesto, cómo adquirir el libro, pasando por los
próximos proyectos culturales y editoriales del autor. Si
puta por los rincones,
un buen libro que forma parte de la colección Poesía
para llevar
de la editorial Los Libros Portátiles.
Cuando
leemos la notas del co-editor del libro, Manuel Moreno, de la
periodista Esther Peñas y la introducción del autor, Fernando
Márquez, comenzamos a darnos cuenta de las emociones que vamos a
descubrir luego de estos prolegómenos. Nos disponemos a conocer a
Gloria Van Aerssen y Mari Carmen Santonja, artísticamente conocidas
como Vainica Doble. Esta obra de Márquez fue publicada originalmente
en 1983 por la editorial Júcar, dentro de la mítica colección Los
Juglares y ahora ha sido reeditada por La Fonoteca y Libros
Walden.
La primera parte del libro recoge tres entrevistas que
Márquez tuvo con Gloria y Mari Carmen. A través de éstas,
conocemos sus orígenes modestos pero exigentes en lo cultural: en
casa no entraba un libro mal editado o mal ilustrado,
declaran a Márquez.
Las
vainicas
se revelan unos personajes con obligaciones familiares pero a la vez
con actitud bohemia y de carácter encantador, no faltan en su
vocabulario palabras como pichinglis,
fumetti u
otorgan motes como chinorris
a las personas de su entorno.
Los comienzos musicales de
Vainica Doble no fueron fáciles, inquietas en la educación musical
y autodidactas, empezaron a relacionarse con humoristas, escritores y
cineastas. De esta manera, comenzaron componiendo la cabecera de
varias series dirigidas por Jaime de Armiñán para RTVE en los años
60. Más fans de los Beatles y los Rolling Stones que de Elvis, en
los 70, después de colaborar en la banda sonora de películas de
Iván Zulueta y José Luis Borau, se lanzan de lleno a la música
acompañadas de Los Tickets, antecedente de lo que sería un poco más
tarde Asfalto. A partir de ahí, todo es sobradamente
conocido.
Terminadas las entrevistas de Márquez a las Vainica
Doble, incluida una sabrosa
pelotera
entre ellas a cuenta de una de sus canciones, el Zurdo comenta la
discografía completa del dúo. Acto seguido, vienen los testimonios
de destacados fans de Vainica Doble. Son personajes tan dispares como
el ya nombrado Jaime de Armiñán, Juan de Pablos, Luis Eduardo Aute,
Caballero Bonald y Cristóbal Halffter entre muchos otros. Las
palabras únicas, divertidas, brillantes, elegantes, mágicas,
tiernas, extraordinarias, son las más utilizadas por todos sus
seguidores para definir a Van Aerssen y Santonja. Quien esto escribe
comparte plenamente experiencia vainica
con Teresa Iturrioz, bajista y vocalista de Aventuras de Kirlian: a
pesar de los innumerables elogios y reconocidas influencias del dúo
en músicos míticos, Vainica Doble no me entraban, hay que
reconocerlo. Hasta que he leído la reedición de este libro no he
podido comprender a Gloria Van Aerssen y Mari Carmen Santonja, y lo
que es mejor, empiezo a apreciar su música, letras e increíbles
voces, en definitiva a admirar su arte. A partir de ahora, este
bloguero se declara seguidor incondicional de Vainica Doble, mi
agradecimiento eterno a La Fonoteca y Discos Walden por haber
rescatado este libro y por abrirme los ojos y la mente a Vainica
Doble.
La Fonoteca y Libros Walden están especializados en la
edición discográfica y bibliográfica para dar a conocer a nuevos
grupos y reivindicar nuestra historia musical, como explican desde la
página de La Fonoteca. Aquí ya hemos
comentado los libros Música Moderna, también
de Fernando Márquez y Punk, pero ¿qué punk? de
Tomás González Lezana. No sé si sería mucho pedir una reedición
de los discos de Vainica Doble... Estaremos atentos.
Basada
en la novela de Nick Hornby, Juliet,
desnuda
es una comedia romántica, pero no al gusto del mainstream, la
película tiene mucho más en común con Alta
fidelidad
que con Notting
Hill,
por poner dos ejemplos. Los personajes creados por Hornby, con una
vida acomodada y sin demasiados problemas, descubren cuando llegan al
ecuador de sus vidas que aquello no era lo que esperaban.
Duncan,
profesor universitario, lidera a través de su blog a una comunidad
virtual de pirados fanáticos de Tucker Crowe, un músico que lanzó
un único disco, titulado Juliet,
desnuda,
a principios de los años 90 para luego desaparecer del mapa. Esta
grabación es considerada de culto por Duncan y sus seguidores,
quienes debaten por cada verso del cancionero del álbum y por cada posible foto
o aparición del músico, como si Crowe fuera el mismísimo Bob
Dylan. Annie, mujer de Duncan, vive bajo la sombra de la obsesión de
su marido hasta que un inesperado giro hace que todo cambie para los
tres protagonistas de esta historia.
El detalle que más llama
la atención de Juliet, desnuda es el personaje de Duncan. Dibuja muy
bien el estereotipo del aficionado a la música pelma, pedante y que
se sorprende de que sus ídolos no tengan tan buena memoria como
tienen ellos, alimentada por su propia obsesión. La película, en
líneas generales, es muy agradable de ver, tiene toques de humor, se
desarrolla en un pueblo encantador y cuenta además con las buenas
actuaciones de Chris O'Dowd (Duncan), Rose Byrne (Annie) y Tucker
Crowe (Ethan Hawke). En definitiva, es una buena comedia para meterse
en el cine en una tarde invernal. Dios salve a Nick Hornby.
