La
muerte en el jardín fue rodada
en 1956 y sirve prácticamente de enlace entre la etapa mexicana y la
francesa de Luis Buñuel.
Basada en la novela del escritor belga José André Lacour,
el director aragonés firma el guión
junto al habitual Luis Alcoriza,
Raymond Quencau y Gabriel Arout.
En una región minera imaginaria en Sudamérica, plagada de buscadores de oro y diamantes, la autoridad decide expropiar los yacimientos. Los mineros, en defensa de sus derechos, se rebelan contra el ejército. Los disturbios sorprenden a Shark, extranjero de carácter pendenciero que estaba de paso por la zona. Junto al sexagenario Castin, la hija de éste, sordomuda, una prostituta de la que está enamorado el propio Castin y el Padre Lizardi, quien se ve atrapado en el lado de los rebeldes, huyen en el barco del traficante de armas Chenko rumbo al cercano Brasil, mientras el ejército les va pisando los talones.
Aunque el reparto cuenta con Simone Signoret, Michel Piccoli y Georges Marchal, uno de los actores más reconocidos de los años 50 en Francia, La muerte en el jardín no es de las mejores películas, ni mucho menos, de Buñuel. Si bien está rodada bajo los cánones del cine clásico, los movimientos de cámara, la iluminación -esos focos que pretenden hacer la luz de las velas-, el ritmo narrativo es lento, la narración va avanzando con la sensación de que nada o apenas nada ocurre. Aunque caen las pullas reglamentarias del cine de Buñuel a la Iglesia Católica, se echa de menos el universo propio del genio de Calanda: los sueños, las situaciones violentas, los personajes con repentinos cambios registro, los diálogos sin (aparente) sentido... Pero estamos en 1956, quedan muchas películas de Buñuel por delante, celebraremos juntos el día del Gendarme. Permanezcan atentos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Cualquier opinión es bienvenida, salvo las consideradas ofensivas a los demás participantes o al autor del blog que serán eliminadas.