En Textos de Amor y Odio se habla de cine, literatura, música y de fútbol. La intención no es otra que crear debate y ofrecer pistas que pueden ser interesantes para el lector. Entren libremente, marchen sin novedad y dejen algo de la felicidad que traen.
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martes, 16 de mayo de 2017
Las imposiciones de la UEFA
Apenas han pasado unos días de la tremenda semifinal de Copa de Europa jugada entre el Real Madrid y el Atletico y en ella hubo un detalle tanto en el partido de la ida como en el de la vuelta que no habrá pasado desapercibido para el aficionado. El Atleti en el Bernabéu y el Madrid en el Calderón jugaron con sus respectivas equipaciones suplentes. Semejante medida fue tomada por la UEFA, cómo no, para evitar una posible confusión a la hora de ver el partido.
Los dos equipos del Foro llevan jugando el derby madrileño desde principios del siglo XX y jamás ha habido la más mínima confusión con las equipaciones: uno de colchonero y el otro de merengue. Semejante decisión sólo puede estar tomada por alguien a quien el fútbol, los aficionados y la tradición del juego importa poco o más bien nada. ¿Ha cedido la UEFA -todavía más- ante las televisiones? Si una camiseta rojiblanca con pantalón azul se puede confundir con un uniforme blanco, entonces clubes como el Betis, el Athletic o el Racing de Santander no deberían jugar de verde ya que podrían mimetizarse con el césped y sacar así ventaja de sus rivales de turno; el Celta debería renunciar a disputar los balones aéreos no sea que su elástica celeste confunda a los jugadores con el cielo, y así hasta el infinito de lo absurdo...
Sin embargo, el máximo organismo europeo, que debería velar por el bienestar de los hinchas y por los valores de este deporte no se preocupa, por ejemplo, de eliminar las molestas vallas publicitarias luminosas ubicadas detrás de las porterías que tanto molestan al espectador que asiste al estadio. A la UEFA no le importa lo más mínimo conceder la organización de las finales a ciudades con escasa capacidad hotelera y con poca capacidad de absorber tráfico aéreo y ni mucho menos le quita el sueño el precio de las entradas, ni el reparto del aforo del estadio de la finalísima, tampoco que los aficionados sean sistemáticamente atracados por las agencias de viajes ante el gran pardido de la temporada... La UEFA debería dejar el fútbol en paz, aunque nunca se sabe, su capacidad para indignar al aficionado puede ser infinita: igual obliga a la Juventus a jugar en Cardiff de blanco y al Madrid de negro, para que no se confundan.
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