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lunes, 19 de diciembre de 2016
#OtroFútbolEsPosible: el Mundialito, el Balón de Oro y el nombre de los estadios
Ayer se celebró la final del Mundial de Clubes, ese torneo que se inventó la FIFA en lugar de la mítica Copa Intercontinental que dirimían directamente los campeones de la Copa de Europa y de la Libertadores de Sudamérica. Lejos de desmerecer al resto de los participantes, los ganadores de las distintas confederaciones de la FIFA por todo el mundo, lo cierto es que se celebra un torneo oficial con aroma de trofeo veraniego donde el campeón europeo tiene mucho que perder y poco que ganar, metido, además, con calzador en un calendario ya sobrecargado por sí mismo. Como decía John Benjamin Toshack: si ganas, te traes la Intercontinental; si pierdes, has perdido la Copa Toyota. Con nulo interés en Europa, más seguido en Sudamérica y con algo de aceptación en Asia, cabe preguntarse si el formato y las fechas en las que se disputa este torneo son manifiestamente mejorables.
Mientras el Real Madrid viajaba a Japón para disputar el Mundialito, se dio a conocer el ganador del Balón de Oro de 2016: Cristiano Ronaldo. Es su cuarto trofeo, por el quinto de Messi. No es por desmerecer a ninguno de los dos astros, pero choca que Alfredo Di Stéfano lo ganara sólo dos veces, George Best sólo una, lo mismo que Gerd Müller.... o la interminable lista de aquellos grandes jugadores que ni siquiera estuvieron cerca de ganarlo. Sorprende la extraordinaria repercusión que tiene el premio individual que ofrece la revista France Football (otra vez en solitario) cuando el fútbol es un juego de equipo. Habría que ver si Messi hubiera ganado cinco veces de no estar en el mismo equipo de Xavi Hernández y Andrés Iniesta, o Cristiano sin Paul Scholes, Luka Modric o Xabi Alonso a su alrededor. Puede parecer mentira, pero hubo un tiempo en que el Balón de Oro sólo ocupaba una breve reseña en la información deportiva, nada más.
Hace apenas unos días se supo el nombre del nuevo estadio del Atlético de Madrid así como la actualización del escudo del equipo madrileño. Rápidamente, en los grupos de whatsapp circularon las bromas sobre esto. Sinceramente no hicieron mucha gracia a quien esto escribe, aun siendo socio del Real Madrid, porque sé que mi equipo va a ir detrás con el Bernabéu 'y lo que ellos quieran'. Preguntado el sr Florentino Pérez en la última asamblea de socios compromisarios si iba a pedir a los socios -dueños auténticos del club según él mismo- la autorización para llevar a cabo este cambio, vino a decir que no lo iba a hacer de la misma manera que no pregunta a lo socios cuando renueva el contrato a un jugador, como si cambiar el nombre al estadio fuera lo mismo, como si gastarse 400 millones de euros en la remodelación del estadio de Chamartín fuera un gasto corriente.
En el caso de ambos equipos madrileños a buena parte de los abonados y socios todo esto les parece inevitable, hechos consecuentes con los tiempos que vivimos hoy en día, qué le vamos a hacer, vienen a decir. Sinceramente, otro fútbol es posible. Sin renunciar a los cambios que impone el paso del tiempo, cabe una evolución respetuosa del fútbol con la tradición y espíritu de los clubes. Mientras los aficionados traguemos con los malditos horarios que nos imponen desde la Liga, seguiremos teniendo partidos los viernes por la noche, los sábados por la mañana y los lunes por la noche; mientras los socios y abonados miremos hacia otro lado seguirán poniendo nombres infumables a los estadios que son nuestras casas donde tantas emociones hemos vivido; mientras no exijamos a los dirigentes de nuestros equipos transparencia, democracia y participación en la toma de decisiones, estos seguirán haciendo lo que les venga en gana. De manera pacífica y de acuerdo a las normas el aficionado puede hacer muchas cosas, lo fácil es quedarse en la grada criticando esto y aquello y cuando acaba el partido volver a casa como si nada hubiera pasado. Amigos, #OtroFútbolEsPosible, si no hacemos algo nos lo van a quitar por completo.
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