En Textos de Amor y Odio se habla de cine, literatura, música y de fútbol. La intención no es otra que crear debate y ofrecer pistas que pueden ser interesantes para el lector. Entren libremente, marchen sin novedad y dejen algo de la felicidad que traen.
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martes, 18 de octubre de 2016
El Hombre de las Mil Caras, una película de Alberto Rodríguez
Partiendo de la base de uno de los hechos más vergonzosos de la reciente historia de España -la fuga y posterior entrega de Luis Roldán,- Alberto Rodríguez construye una sólida y convincente historia que cuenta lo que pasó a principios del ya lejano 1995, poniendo el foco en la relación que tuvo el ex director general de la Guardia Civil con Francisco Paesa, el inquietante personaje que lo mismo compraba y vendía armas, hacía trabajos para el gobierno como espía o ayudaba a esconder millones de pesetas en paraísos fiscales.
La película es contada a través de Jesús Camoens (José Coronado), mano derecha de Francisco Paesa en la ficción, quien a modo de la memorable Uno de los Nuestros, nos va presentando a los personajes con ciertos toques de ironía y de humor un tanto azul oscuro casi negro. La acción transcurre a lo largo de poco más de dos horas alternando un ritmo ciertamente ágil con el suspense característico del cine de espías. La cinta tiene la virtud de atrapar al espectador desde el minuto 1, sobre todo para los que por edad, vivimos todo aquello. También tiene la habilidad de crear la desconfianza en el espectador, éste no terminar de creer al cien por cien a ningún personaje, obligando por tanto a estar atento para ver dónde está el truco, quién miente, dónde está la tomadura de pelo.
Por contra, El Hombre de las Mil Caras tiene el defecto de no dosificar lo suficiente toda la información que llega al patio de butacas, quedando el personal a veces un poco perdido entre pasaportes falsos, transacciones bancarias, entre dólares y las extintas pesetas. En la parte negativa, además conviene señalar que hay parte del texto que se pierde, no se llega a entender con claridad, aunque igual esto sea fallo de la amplificación de la sala de cine, vaya usted a saber.
Francisco Paesa, bien cortado por el patrón de la dramatización por Rodríguez e interpretado de forma sobresaliente por Eduard Fernández, es el encantador de serpientes, el conseguidor, quien tiene todas las llaves. Es mérito del cineasta y del actor que semejante personaje cuente con la simpatía del espectador una vez acaban los títulos de crédito. Cuando se encienden las luces de la sala, cabe señalar que, desde la perspectiva histórica, queda un poso de tristeza al pensar que 20 años después de Luis Roldán en este país seguimos prácticamente igual: ¿cómo es posible que nos dejemos engañar tanto?, ¿qué nos están contado?, ¿qué hay de verdad en la información que llega a los ciudadanos? Todas estas preguntas, y más, surgen después de ver El Hombre de las Mil Caras.
miércoles, 12 de octubre de 2016
The Tindales, sobre las cenizas de Joy Zipper
El pasado 11 de agosto, en la página oficial de Joy Zipper en Facebook, inactiva desde hace más de dos años, se avisaba de un nuevo proyecto de Vincent Cafiso y Tabitha Tindale: Trees, un ep de cuatro canciones bendecido bajo un nuevo nombre musical: The Tindales. Como grupo, Joy Zipper publicó su último trabajo en 2005, y salvo esporádicas apariciones en recopilaciones de tributo, poco más se ha sabido de ellos a lo largo de estos años.
Respecto a las cuatro canciones que incluye Trees, Summer tiene guitarras potentes mezcladas con la suave voz de Tabitha Tindale y con una agradable melodía lo que da como resultado un prefecto ejemplo de pop rock; Jacksonville es un corte que viene marcado por el xilófono y el obsesivo coro; You Got Me Happy se encuadra dentro del dream pop que ya estuvo presente en Joy Zipper; por último Metal Towers cierra el ep.
Siendo cuatro buenas canciones las que forman Trees, lo cierto es que se echan de menos los matices que sí incluían los discos de Joy Zipper, guitarras más potentes, esas canciones tan parecidas a los Pixies, un sonido más endurecido alternado con piezas abiertamente pop. Sin duda aquel era un universo sonoro más rico y más atractivo para el aficionado. En todo caso, no deja de ser una buena noticia la vuelta a la actividad musical de los señores Tindale.
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