En
el ya tan lejano 1990, Delicatessen fue una de las
películas revelaciones de ese año. Fue el primer largo para Jean
Pierre Jeunet y Marc Caro, luego de haber firmado varios
cortos. En ellos ya demostraban su predilección por el género
fantástico, no en vano, Caro proviene del mundo del cómic. Este fue
el primer paso de una interesantísima carrera cinematográfica que
ha dejado también Amelie, La ciudad de los niños perdidos
y Alien Resurrection entre otras.
Jean-Claude Dreyfus, el carniceroDelicatessen nos sitúa en un ambiente de posguerra, de hambre. Entre la niebla apenas vemos un solitario edificio antiguo, rodeado de escombros y ruinas. El local comercial de este edificio está ocupado por la carnicería que da nombre a la película, regentada por el casero de este inmueble, interpretado por el gran Jean-Claude Dreyfus. Nutre su negocio de la carne de los incautos que responden a la oferta de trabajo de alojamiento y comida a cambio de trabajos de mantenimiento de la tan particular comunidad de vecinos. Así, una vez sorprendido el último inocente en su huída, Louison -Dominique Pinon, ese careto de guiñol- es el nuevo candidato para los afilados cuchillos del señor Clapet. Allí Louison conoce a Julie, Marie-Laure Dougnac, la hija del carnicero, de la que queda prendado. Ella también siente lo mismo y en seguida intenta hacerle ver a Louison su trágico destino si no se marcha de allí en cuanto pueda. Así, entre el estrafalario vecindario, Louison luchará por sobrevivir.
Delicatessen nos descubre un mundo de fantasía donde se describe perfectamente el miedo -el carnicero-, la mezquindad de los que intentan sobrevivir pisando a quien haga falta -todos los vecinos del edificio-, también la sensibilidad y el arte, reflejados en Julie y Louison. La película de Jeunet y Caro cuenta con una puesta en escena original e impecable: los juegos de luces y sombras, el tono rojizo a lo largo de toda fotografía, el desarrollo de los personajes -siniestros, inquietantes, despreciables y entrañables-. Hace gala también de un soberbio humor, en ocasiones negro, muy negro y también de un surrealismo brutal. Delicatessen es una película que ha envejecido muy bien, parece hecha en 2015, pero no, es de 1990. Véanla, no se arrepentirán.
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