Es
curioso, nunca me había parado a pensar por qué los árbitros
de fútbol son conocidos por sus dos
apellidos.
Un día, estando en la sala de espera del médico, tenía justo de
frente de donde estaba sentado el cuadro de especialistas de la
clínica en cuestión. Todos los galenos estaban nombrados con los
dos apellidos, pensé que igual por ahí iban los tiros, así se
nombran a los que tienen cargos de cierta responsabilidad de cara al
público o algo parecido. Poco después leí en el blog de Alfredo
Relaño que esa medida se tomó porque en los estertores del
franquismo, hubo en España un árbitro
apellidado Franco
y cada vez que éste tomaba una decisión que no era del gusto del
respetable, su apellido era coreado acompañado de palabras que el
régimen, claro, no podía tolerar. Así pues, se tomó la decisión
de que los árbitros fueran nombrados con los dos apellidos, el señor
Franco pasó a ser conocido como Franco
Martínez.
Globedia.comMientras esperaba a pasar a la consulta se me ocurrió un juego: recordar los dos apellidos de mis amigos, conocidos o compañeros de trabajo e imaginármelos cómo serian haciendo de trencillas según su carácter, vestidos de negro y con cara de póker. Así pues, me encontré con Gerbera Muñeiras, del Colegio Gallego, sería expeditivo, poco dado diálogo; Marbella Gerúndez, tarjetero, tendente a favorecer al débil; De la Saca Jerez, autoritario e irónico con los jugadores; Ansuátegui Riki -no es broma, existe- tendría mano izquierda, sabría escuchar pero contundente en sus decisiones; Támiz de Ramo, vale más por no querer ver lo que ve; y un largo etcétera...
La verdad es que fue entretenido pasar el tiempo así, la larga espera se hizo muy llevadera. Pruebe, amable lector, en un viaje de autobús, en el metro, en esos tiempos muertos que a veces nos toca pasar sin más entretenimiento que nuestra propia imaginación, asocie los dos apellidos de sus conocidos y su carácter al traje de árbitro, las tarjetas y el pinganillo. Igual, poniéndoles caras conocidas valore un poco mejor la ingrata tarea que hacen los jueces profesionales. Ingrata, sí, pero necesaria.
No se olvide vd. del colegiado Batalla Gómez, del Colegio Murillo, diplomático y cordial, con cierta tendencia a inhibirse en los momentos difíciles.
ResponderEliminarPor cierto, a Gerbera no lo recuerdo como vd. dice, sino apuesto y atractivo a más no poder.
Eso sí, a Marbella lo ha clavado...
LOL
El Brigadier
Y qué decir de Vicálvaro Sau, del Colegio Serrano, noble y comprensivo, o de Álvar Larrotonda, anárquico y propenso a montar el pollo...
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