Ayer
se despidió Iker
Casillas
del Real Madrid, es ley de vida, a todos los grandes jugadores les
llega el momento de salir. Lo que es difícil de entender en este
caso es la animadversión que su figura ha despertado en muchos
aficionados y la
bochornosa imagen que ha dado tanto Real Madrid como los medios de
comunicación
a lo largo de todo el proceso del fichaje de Casillas por el Oporto,
dando por hechas cosas que han tardado días en producirse u otras
que nunca han llegado a pasar, como el presunto homenaje en el
Bernabéu. Al parecer, al final se va a celebrar hoy, siempre en el último momento.
Es perfectamente entendible que alguien tan expuesto a la opinión pública, como es el caso de Iker Casillas, no guste ni cómo juega, ni cómo actúa, -parece que es conocido directo de todos aquellos que hablan mal de él por cómo lo hacen- pero lo que hemos podido ver todos es que su actitud en el campo de fútbol siempre ha sido honesta, lo dio todo, tuvo siempre una actitud deportiva y correcta tanto con los rivales, árbitros y compañeros de equipo, por todo ello, es difícil de comprender el odio irracional que muchos aficionados le tienen. Al menos, dada su trayectoria, Casillas se había ganado el derecho al silencio, a no ser pitado en su propia casa.
Es perfectamente entendible que alguien tan expuesto a la opinión pública, como es el caso de Iker Casillas, no guste ni cómo juega, ni cómo actúa, -parece que es conocido directo de todos aquellos que hablan mal de él por cómo lo hacen- pero lo que hemos podido ver todos es que su actitud en el campo de fútbol siempre ha sido honesta, lo dio todo, tuvo siempre una actitud deportiva y correcta tanto con los rivales, árbitros y compañeros de equipo, por todo ello, es difícil de comprender el odio irracional que muchos aficionados le tienen. Al menos, dada su trayectoria, Casillas se había ganado el derecho al silencio, a no ser pitado en su propia casa.
Las decisiones difíciles de Florentino Pérez
Florentino Pérez, que tanto se precia de saber tomar decisiones difíciles, ha dejado escapar una preciosa oportunidad de demostrarlo. Con el despido de Ancelotti no le tembló el pulso, en el caso del ya ex capitán, no ha sabido actuar. En vez de haber dejado que la despedida de Casillas llegara al presente mes de julio con la pretemporada del equipo ya en marcha, debería haber cogido el toro por los cuernos. En el mes de mayo tendría que haber comunicado al jugador que no iba a seguir, negociar una salida digna para todas las partes implicadas y a la vez permitir que se despidiera de la afición en el centro del campo en el último partido de Liga de la temporada pasada, como corresponde a un jugador que lleva 25 años en el club, con un currículum que no sé si se verá igualado en mucho tiempo. Como hemos podido comprobar, no ha sido así. El actual presidente es un empresario de éxito, sabrá mucho de gestión económica, pero el componente sentimental de un club de fútbol le viene muy grande. Esta situación era evitable y no ha hecho nada porque así fuera. No hay más que ver cómo se han marchado hace unos días Pirlo, Gerrard o el mismo Xavi Hernández de sus respectivos equipos.
El dinero, poderosa arma arrojadiza
Es muy curioso ver cómo el tema del dinero se utiliza como arma arrojadiza en el fútbol profesional, la afición madridista no es ajena a esto. En el caso de la salida de Iker Casillas, hemos tenido una sobre información que no se ha visto con ningún otro caso, toda ella servida por fuentes fidedignas, claro. Existen casos de agravios comparativos, algunos de ellos muy sangrantes, con números publicados por las mismas fuentes, fidedignas siempre, como por ejemplo estos: ahora nadie comenta que el Real Madrid perdonó al Inter de Milán parte del precio del fichaje de Sneijder a cambio de la contratación de Mourinho; Kaká, costó su fichaje 60 millones de euros, se permitió el lujo de no operarse cuando tenía que hacerlo para ir al Mundial de Sudáfrica, se marchó de vacaciones y cuando volvió a la disciplina del Madrid, decidió pasar por el quirófano, no hace falta decir que cobró íntegra su ficha a pesar del desplante; hablar de fichajes caros y no nombrar los 80 millones de euros que costó James Rodríguez igual está de más, pero conviene recordarlo; hace unas semanas el Real Madrid pagó 8 millones de euros al Oporto por Casemiro, jugador con contrato en vigor con el Real Madrid...
Los ejemplos son muchos, pero ¿recuerda usted, amable lector, en alguno de estos casos alguna acusación de pesetero al jugador o entrenador implicado? A Iker Casillas, por pedir lo que es suyo y tenerlo firmado, es lo más bonito que muchos le han llamado. Es cierto que con lo que ya tiene, Casillas no va a pasar hambre, pero viendo el despilfarro que se gasta el Madrid en otros conceptos y viendo que cada dos por tres al Sr. Pérez se le llena la boca de decir que somos el club con los ingresos más elevados del mundo, e insistimos, después de 25 años de servicio al club, ¿por qué va a renunciar a lo que tiene firmado, usted lo haría?
En la despedida
La despedida de un jugador de la talla de Casillas debería ser motivo de tristeza y a la vez de alegría por haber podido disfrutar de un jugador como él durante tanto tiempo. No ha sido así, no es la primera vez ni será la última, recordemos: Hierro, Raúl, Guti, Del Bosque, todos ellos de dudoso sentimiento madridista, nótese la ironía. Sinceramente, se merecía otra salida del club. Quedarán en la memoria del aficionado aquellas paradas imposibles, esos remates que eran gol o gol y que en el último instante eran desviados inexplicablemente, él llegaba dónde nadie lo hacía. Iker Casillas nos ha hecho muy felices, que tenga suerte en su nueva etapa. Sus odiadores celebran su marcha, el máximo culpable de todo para ellos se ha ido. Pero no les basta, el siguiente ya está señalado: Sergio Ramos.
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