Portada 3

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miércoles, 19 de noviembre de 2014

Minutos musicales


Hubo un tiempo en este país en que la única televisión que existía ajustaba los imprevistos en su programación emitiendo, gratuitamente, video clips musicales. A veces, estos venían acompañados por un aviso de una locutora: 'mientras recuperamos la conexión con …' o 'mientras esperamos que empiece el programa... les ofrecemos unos minutos musicales'. Otras veces era hasta que aparecía el cartón azul de Eurovisión mientras sonaba el Preludio de Charpentier. Cómo cambian las cosas ¿verdad?

                                                         


Hubo uno de estos video clips que, a fuerza de tanto repetirlo causó en mi un profundo rechazo. Sería por la fuerza de la repetición, o porque ya al oír los primeros compases de esta canción ya me podía ir preparando para esperar a que el partido de fútbol volviera a antena, o que mi programa favorito empezara. El tema en cuestión era este. Nada tengo en contra de este grupo, ni contra Midge Ure, pobre, pero me reconocerán que la canción es plúmbea como ella sola. En realidad, imagino que en Continuidad tendrían unas cintas editadas para estas ocasiones y este clip estaría el primero.

Cuando había suerte, aprovechaban a rellenar estos huecos con los vídeos producidos por aquel programa mítico que tanto ha marcado a mi generación: La Bola de CristalEste era uno de ellos, sirvió para que Farmacia de Guardia se diera a conocer al gran público, aunque desgraciadamente para ellos, no llegaron demasiado lejos. Del vídeo que hablo a continuación, es mítico por lo representativo que es de ésa época y porque está rodado en la no menos mítica tasca madrileña El Kwai. Representa a los años ochenta porque ya ven, con muy pocos recursos y mucha imaginación se hacían buenas cosas. No importan las miradas a cámara de los que por ahí pasan, no importa que el atrezzo sea cutre, la canción mola, el vídeo es fresco y espontáneo. Con eso bastaba.

Era otra época, no digo que mejor que la actual, simplemente distinta. La música era tratada de otra forma en la televisión, no digo de forma reverencial, pero sí se le daba la importancia que creo tiene en la vida. Nos dicen que el gran público desea otros contenidos en la televisión, no sé si esto es verdad, pero hubo un tiempo en que en la emisora pública española se hacían programas musicales de mucha calidad, como demuestra el gran recuerdo que nos han dejado a muchos. ¿Por qué no ahora?








jueves, 13 de noviembre de 2014

In Carletto I trust


Ya se empieza a hablar de la posible renovación de Carlo Ancelotti como entrenador del Real Madrid, ojalá se haga realidad, desde luego sería todo un acierto incluso si esta temporada acabara sin más títulos que la ya conquistada Súper Copa de Europa el pasado mes de agosto, aunque a día de hoy, el equipo va realmente como un tiro.

Es verdad que la temporada, mejor dicho, la pretemporada no arrancó de la forma más idónea viniendo como se venía de ganar la Copa de Europa y la Copa del Rey. Recordemos:
Ángel Di María jugador decisivo en últimos triunfos cosechados se marcha ante la negativa del Madrid a subirle el sueldo como, creo, se había ganado en el campo; Xabi Alonso, pilar del centro del campo merengue desde que llegó, pide salir ante la oportunidad de fichar por el Bayern de Múnich. Todo esto creó un ambiente enrarecido como pocas veces en el Santiago Bernabéu, añadido, como ya hemos hablado aquí, de la fea costumbre de buena parte del público madridista de pitar a nuestro propio portero y a que las dos primeras jornadas de la presente Liga el Madrid ganó de milagro al Córdoba en casa, perdió en San Sebastián contra la Real un partido que estaba ganado en el descanso y perdió, esta vez en Chamartín, el derby madrileño con el Atleti.

                                                       


La suma de
estas circunstancias habría hundido al más pintado, pero esto no ha pasado con Carlo Ancelotti. El italiano transmite tranquilidad cada vez que aparece en público, comprende como pocos el entorno que rodea a equipos, jugadores y juntas directivas, escucha respetuoso los debates abiertos sobre cómo juega el equipo o en qué estado de forma está éste o aquel jugador, los asume como algo normal pero luego toma sus propias decisiones. Su dilatada experiencia como jugador y entrenador, le lleva a conocer muy bien todos los secretos del fútbol profesional y bien que se nota.
Después de este arranque dubitativo de temporada, el Real Madrid es líder indiscutible en Liga y ya está clasificado para octavos de final de la Copa de Europa. Nadie echa de menos a Xabi Alonso ni a Ángel Di María; James y sobre todo Toni Kroos están perfectamente acoplados, Benzemá está como nunca y Cristiano Ronaldo está como siempre. Para más reconocimiento, el Madrid ganó merecidamente al Barcelona con una superioridad en juego y oportunidades no vista en muchos años.

Buena parte de este
brillante cambio de rumbo es culpa de Ancelotti, sin duda alguna. Según están las cosas hoy en día, el Real Madrid es claro favorito para la Liga, pero en fútbol, las cosas son como acaban, no cómo empiezan. Apenas a pasado un tercio de la temporada y quedan muchos partidos por jugar. Veremos qué pasa en primavera cuando se definen los campeonatos, pero si hay que confiar en alguien, yo confío en Carlo Ancelotti.







miércoles, 5 de noviembre de 2014

Bruce Springsteen, mucho amor y un poco de odio


Así como los seguidores acérrimos de Bob Dylan son conocidos como dylanitas, aquellos que defienden al de Duluth a capa y espada haga lo que haga, ¿existen los springsteenitas? ¿acaso yo soy uno de ellos? Espero no dar esa sensación.

Yo era demasiado pequeño para haberle conocido con
The River, el LP Nebraska pasó desapercibido en mi entorno, así que mi pleno conocimiento de Springsteen coincide con el Born In The USA, ahí donde supo conectar el gusto mainstream con su línea inicial: letras comprometidas, música que afecta a los sentimientos y remueve espíritus. Tengo vívido el recuerdo de aquella mañana del día de Reyes en la que descubrí, junto a mis zapatos, ese paquete cuadrado perfectamente envuelto, demasiado grueso para ser un único disco. Sí, el Quíntuple Bruce Springsteen & The E Street Band Live1975-85. Con este álbum siempre me viene a la cabeza la eterna pregunta: si tuviera que rescatar 5 vinilos de un incendio, ¿contaría como cinco o como uno? Así pues, ser seguidor suyo era felicidad.

                                                     
                               Portada: Eric Meola

A partir de ahí, he de reconocer que musicalmente algo hizo clic en Springsteen. No sé bien qué, igual turbulencias personales, necesidad de buscar nuevos rumbos una vez es considerado como una estrella del rock a nivel mundial. El
Tunnel of Love me parece un álbum realmente prescindible, salvado por Brilliant Disguise y Tougher than the rest -video clip lamentable en su parte de él y ella en el escenario pero por contrario bastante chulo en la parte de los fans besándose delante de la cámara-. A lo largo de los años 90, reconozco también que la trayectoria de Springsteen no me atrajo en exceso. La ruptura con la E Street Band no fue entendida por muchos fans, yo incluído.


En esta época reconozco que me pasó con él lo mismo que con
Woody Allen: 'ya está aquí de nuevo con otro disco este tío'. La tentación es rápida, sentirse o creerse más listo que ellos. Escuchaba sus nuevos discos o veía sus películas con el arma cargada para empezar a criticar, pero según me adentro sus trabajos, me doy cuenta de que los que saben de música y de cine son ellos y no yo, lógicamente. Entonces llega la cura de humildad y uno cae en la cuenta que Springsteen y Allen no han llegado donde han llegado porque alguien les haya regalado nada. Siempre se descubre esa canción que igual en la primera escucha nos echa para atrás, pero una vez reposada en la cabeza nos damos cuenta de que está realmente bien, de que es una canción estupenda. Definitivamente fue con Magic cuando mi reconciliación con Bruce Springsteen & The E Street Band fue completa. Canciones como I'll Work for your Love, You'll be Coming Down o Girls in their Summer Clothes tienen la culpa. Vale, ok, estas canciones no son ni Darkness, Backstreets, ni Badlands, ni Point Blank, pero coño, son muy buenas. ¿Qué diríamos si llevara 15 álbumes muy parecidos al Born to Run? Ése disco ya lo hizo.

Capítulo aparte es verle en directo. Habré estado en unos diez conciertos suyos, alguno sin la banda, los más con ella y la verdad es que no hay color. Todos han sido buenos, mejores o sencillamente inolvidables. En sus conciertos tienen cabida sus eternos clásicos, normalmente a cascoporro en su set list, la diversión que también en eso consiste el rock, la improvisación, atendiendo a veces las peticiones variopintas del público y sobre todo, la actitud. Siendo quien es, a Springsteen no se le cae la sonrisa de la cara durante las 3 horas y pico que suele exponerse a su público, se deja tocar, hace cantar con él a un niño, corre de un lado a otro del escenario, saca a una chica a bailar con él... Consciente seguramente del esfuerzo económico y físico que hacen sus fans para ver el concierto, doy fe de que Bruce hace todo lo que está en su mano para que esa noche sea, como digo, inolvidable, única.

¿Por qué me gusta Springsteen? Porque
sus canciones hablan de mí, de cosas que me han pasado, porque cuenta buenas historias en ellas, porque hace muy buena música, porque tiene una de las mejores portadas que puede tener un disco, porque justo antes de empezar sus conciertos tengo el mismo nudo en el estómago que cuando el Real Madrid juega la Final de la Copa de Europa. Aprecio a Bruce Springsteen al mismo nivel que a Carlos Alonso “Santillana”, Raúl González Blanco, Joe Strummer, Tom Waits, Paul Auster o William Goldman. Ya sexagenario, quién lo diría, espero que siga dando la vuelta al mundo con sus canciones durante mucho tiempo más. Mientras vuelve por estos pagos, seguiré estremeciéndome cada vez que la aguja pase por el surco de vinilo que dice eso de ladies and gentleman: Bruce Springsteen & The E Street Band.